13/7/08

"Querida Europa"


Rebecca Covaciu tiene doce años. Doce años durante los que no ha visto más que miseria, injusticias e incomprensión. Rebeca no nació en África, ni en Asia o Sudamérica sino en el corazón de Europa, luego no parece que lo tengamos todo solucionado en este sofisticado y civilizado continente. La narración de sus experiencias, contadas en un reportaje que, bajo la firma de Miguel Mora, publica hoy El País, debiera hacernos reflexionar. Cuando todo va bien, los europeos somos encantadores. Sin embargo, cuando las cosas se ponen difíciles, podemos ser muy crueles. Y no soy de las que creen que todo es buena voluntad, porque criticar a quienes habitan cerca de estos supuestos invasores, cuando se vive lejos y bajo la protección de los altos muros que rodean las casas de la zona guai, es muy fácil. Sin embargo, unos ciudadanos que, por enfadados que puedan estar ante la presencia de extraños, son capaces de apalear a los niños, ¿cómo se podrían definir?
En fin, es un problema difícil este de las relaciones humanas, pero nada justifica el maltrato de unos a otros. NADA. Bien es cierto, y así hay que constatarlo también, que otros humanos nos dignifican con su conducta. Roberto Malini, miembro de la ONG EveryOne, explica cómo contactó con esta familia: "Vi a un grupo de gente insultando a un niño gitano muy flaco que les miraba aterrorizado mientras sostenía un perro en brazos". Era Abel, el pequeño de los Covaciu. "Le acusaban de haber robado el perro y querían lincharle. Tratamos de poner calma, y en esas llegó su madre con los papeles del perro. Lo habían traído desde Rumania".
También gracias a ellos, hemos conocido la historia de esta niña y hemos sabido que ha sido merecedora del reconocimiento de la Unicef por sus dibujos. Aunque lo que ahora ha merecido la atención de la prensa es una carta que, bajo el título de "Querida Europa", ha dirigido Rebeca a las sociedades de este viejo continente para dejar claro que, como tantos otros niños y niñas que se encuentran en su situación, solo quiere poder ir a la escuela y llevar una vida normal. Con tanto talento demostrado a edad tan joven, es bastante probable que Rebeca llegue a convertirse en una Ana Frank de los gitanos que, como los judíos entonces y como los propios gitanos siempre, sufren persecución y exclusión en toda Europa y muy especialmente en Italia. Pero, ¿cuantas Rebecas seguirán sufriendo sin que nadie llegue a conocer sus historias?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Parece que la humanidad no ha aprendido de sus errores, y como si Hitler no hubiese existido, seguimos (bueno, mejor dicho siguen) con la persecución de un pueblo que es "diferente" (aunque ser diferente no significa ser malo). En Italia se creen muy "pulcros" pero no ven la basura que tienen en su propio patio, porque es un patio de lujo, el del propio Berlusconi... No se como es posible que la sociedad italiana, la que no está de acuerdo con todo lo que sucede alli, y eso que son muchos, no hacen nada... A mi me daría verguenza ser italiano y aceptar lo que pasa en mi país, sin protestar..."
Es un articulo lleno de sentimientos, Julia. Besos, Gabi

Ramón Carrión dijo...

Pués sí Júlia...; es un momento precisamente en el que el viejo continente, nos demuestra que nos empeñamos en ser los maestros de la democracia y de la defensa de derechos humanos, sobre China, Cuba, Rusia u otros lugares del mundo, pero está claro que hay que saber mirar priemero tu propio reflejo. Precisamente la vieja Europa es la de la persecución a los judios, como bien recuerdas, y ahora la de la raza gitana, o de cualquier persona que por ser diferente ya no merece nuestra consideración.
Está claro que vivimos una etapa dura, llena de directivas que van contra la dignidad humana y que los países, que en general, controlan el continente están gobernados por seres, que han perdido el "oremus" de ciertas realidades, empezando desde nuestros "compañeros" laboristas ingleses, y acabando en Italia con cierto personaje, siendo la mano que mece la cuna.
En fin, como siempre nuestra lucha, conseguir que estas noticias no salgan porque no exsitan y sino es posible, denunciarlo y buscar la manera de convertir a esta Europa en un territorio que deje de ver razas, banderas o colores y sólo vea personas.

Julia dijo...

Gracias Ramón por tu largo y humanista discurso. Gracias. Yo también estoy hasta las pe... de tanta bandera y tanta Europa, mientras sigue pasando todo lo que pasa dentro y fuera de palacio.

¡Hola Gabi!
Ya tenía ganas de verte por aquí, a ver si vienes más a menudo, aunque vengas de incógnito. Un beso.