30/9/11

Toca madera

                       Joan Manel Serrat

Nada tienes que temer,
al mal tiempo buena cara,
la Constitución te ampara,
la justicia te defiende,
la policía te guarda,
el sindicato te apoya,
el sistema te respalda
y los pajaritos cantan
y las nubes se levantan.

Cruza los dedos,
toca madera.
No pases por debajo de esa escalera.
Y evita el trece
y al gato negro.
No te levantes con el pie izquierdo.
Y métete en el bolsillo
envuelta en tu carta astral
una pata de conejo
por si se quiebra un espejo
o se derrama la sal.
Y vigila el horóscopo
y el biorritmo.
Ni se te ocurra vestirte de amarillo.
Y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el "no hay billetes"
recuerda
que pisar mierda
trae buena suerte.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.

Nada tienes que temer...
Arriba los corazones...
Nada tienes que temer
pero nunca están de más ciertas precauciones.
Cruza los dedos,
toca madera.
No pases por debajo de esa escalera.
Y evita el trece
y al gato negro.
No te levantes con el pie izquierdo.
Que también hacen la siesta
los árbitros y los jueces.
Con tu olivo y tu paloma
camina por la maroma
entre el amor y la muerte.
Y vigila el horóscopo
y el biorritmo.
Ni se te ocurra vestirte de amarillo.
Y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el "no hay billetes"
recuerda
que pisar mierda
trae buena suerte.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.

Y ajústate los machos,
respira hondo,
traga saliva,
toma carrera,
y abre la puerta,
sal a la calle,
cruza los dedos,
toca madera.
Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos.

Esta canción se está convirtiendo en el himno de muchas personas, entre las que me cuento. No estamos seguros, no. Vuelven a proliferar los embrujos, los hechizos, las pócimas, las supersticiones, los símbolos esotéricos, la venta masiva de loterías, los rezos, incluso entre ateos... Es la historia de la humanidad. Cuando corren vientos favorables las gentes se adormecen y pretenden creer y hacer creer que siempre fue así, que todos los logros sociales siempre existieron, que el futuro está asegurado porque todo nos lo merecemos y nadie se atreverá a quitárnoslo. Es lo que le ha pasado a la generación de nuestros hijos. Nos miraban con benevolencia cuando les hablábamos de cuanto tuvimos que luchar para conseguir lo que teníamos. Les parecía que eran batallitas de viejos, que el sálvese quien pueda era lo suyo ¿para qué organizarse? Eso es cosas de viejos y este no es país para viejos. Ya ves, aquí estamos, sudando la gota negra y no precisamente porque nos sobre el trabajo. Y los que trabajan (me refiero a los que trabajan de verdad, no a los especuladoreshijosdeputa), lo están haciendo en peores condiciones que sus padres. Los sindicatos están vacíos de contenido porque el contenido natural de un sindicato son sus miembros, las ideas son solo algo abstracto, y los miembros son cada día menos y más decepcionados. Los partidos políticos de izquierdas estamos en trance porque nos han dado tantas bofetadas desde dentro y desde fuera que se hace difícil saber dónde estamos y más aún hacia dónde vamos. Los partidos políticos de derechas están en su salsa porque son partícipes de la ignominia que ha llevado al desastre y porque atizando como atizan contra contra todo y contra todos crean una situación de pánico que les permite sacar partido y ganar elecciones.

No me preguntéis porqué, yo tampoco lo entiendo, pero cuando las masas se asustan dirigen su voto hacia la derecha. Debe ser porque buscan la tutoría del patriarca. Tal vez es que el pánico nos hace correr como pollo sin cabeza buscando respuestas, como los primates de 2001 Odisea en el espacio ante el monolito, y eso hace que muchos vuelquen sus esperanzas poniendo sus destinos en manos de quienes dicen estar más cerca de Dios. El caso es que nadie pone en duda que ganará el PP por una mayoría más aplastante que lo hizo Aznar y una se pregunta ¿en qué piensan las masas cuando deciden su voto? Cierto, los otros no hemos estado brillantes pero... ¿de verdad no se dan cuenta de que quienes forman parte de esa derecha corrupta, a la que están tantas personas dispuestas a dar su voto, son los verdaderos responsables de todo el desastre económico que estamos sufriendo? También hay corruptos en la izquierda, diréis algunos. Sí, desgraciadamente es cierto, pero es que una cosa es tener a algunos corruptos y otra cosa es ser el epicentro de la corrupción.

En fin, lo que decía, hagamos caso a Joan Manuel y toquemos madera. No es pequeña la que se avecina y no tendremos suficiente paraguas para tanta lluvia. Claro que a lo mejor un buen remojón es lo que nos hace falta para despertarnos y tomar la iniciativa... ¿no? Aiiiish, y yo qué sé... Toca madera...

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26/9/11

Adiós Wangari Maathai


Hace muchos años oí decir a una médica sudafricana, "hay que ser muy buena para ser negra y doctora en África". Y es cierto, ser mujer y llegar lejos sigue siendo difícil pero si eres negra y además vives en el tercer mundo... pufff! hay que ser muy buena. Tan buena como lo fue Wangari Maathai.

Maathai fue fundadora del movimiento Cinturón Verde, programa que combina desarrollo comunitario y protección medioambiental –el más exitoso del mundo– y propagó entre los miles de miles de kenianos que viven en situación de pobreza la simple idea de que plantar árboles mejoraría sus vidas, la de sus hijos y nietos. Ese movimiento, integrado especialmente por mujeres –“No podemos esperar sentadas a ver cómo se mueren nuestros hijos de hambre”, repetía Maathai– ha logrado plantar desde sus inicios a finales de los años setenta unos 30 millones de árboles y ha creado 5.000 guarderías.

Wangari Maathai tenía una visión global del desarrollo sostenible, luchó por la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de la mujer. Y todo ello es importante en cualquier parte del mundo, pero en África más. Su lema era "Piensa de forma global y actúa a nivel local”. Qué lástima perderte tan temprano. Ojalá tus seguidoras sean capaces de mantener vivo el espíritu de tu lucha. Ojalá no se vayan todos tus logros contigo al más allá.

Gracias Wangari. Te vamos a echar de menos.
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23/9/11

¡HOLA!

¡He vuelto!
Después de una larga travesía por el limbo, he aterrizado en la web, siempre más seguro que hacerlo en Bagdad. Ah, qué buena aquella obra de teatro "Morir en Bagdad". Espero que el satélite ese que nos ronda aterrice también sin hacer demasiado ruido. O puede que si lo hace, se acaben de golpe todos los problemas de ese monstruo terrible que nos come la moral a todos y que ahora se llama "el mercado" (antes era simplemente el capitalismo salvaje, pero ya no mola ese lenguaje porque nos hemos civilizado mucho y ahora toca ser fashion).

Ya tengo interssssnet en el trabajo y eso me permitirá volver a conectar porque durante todo este tiempo no podía conectar más que en casa y, trabajando toda la semana incluyendo sábados y domingos, lo que menos me apetecía al llegar a casa a las quinientas era ponerme a navegar. La única vela que he podido practicar todas estas noches ha sido la vela blanca de las sábanas. Ahora ya estoy aquí y espero que esta vez sea para quedarme.

Aunque no tengo ningunas ganas de volver de mal rollo, hay algo sobre lo que quiero opinar y es que no sé si estamos preparados para la democracia. Aunque la primera pregunta debería ser ¿qué es la democracia? Es difícil encontrar una respuesta que se acerque a la realidad sin titubeos. Desde luego, de eso no me cabe ninguna duda, es lo mejor que hasta ahora ha conocido el hombre moderno. En el caso de la mujer, ya ni te cuento. Sin embargo, eso no garantiza que sea la democracia tan benigna como muchos quieren hacernos creer. Sí es lo mejor de cuanto conocemos, pero le queda mucho camino que recorrer para poner en práctica sin fisuras la filosofía de la que presume ser poseedora, que no es otra que la defensa de los derechos humanos... para todos... no solo para los patricios.

¿Cual es el principal escollo para que la declaración de los derechos humanos siga siendo un cuento de hadas? Pues el comportamiento de los propios humanos. El conocimiento humano tiene todavía muchos límites, la estupidez y la avarícia no tienen ninguno.

En nuestra joven, inmadura y malvaloca democracia no hemos aprendido aún a exigir a políticos, jefes, profesores y demás personajes llamados a governar nuestras vidas, que su comportamiento sea siempre el adecuado y que cumplan con sus compromisos. En lugar de ello, si creemos que no hacen las cosas como es debido les giramos la espalda, hacemos morros como un niño enfadado y decimos sin complejos que son lo peor de lo peor, sin aprender a separar la paja del trigo, y aunque tiempo atrás los hubiéramos adorado sin sentido crítico. Seguramente es por eso que todos los presidentes (como dice Iñaki Gabilondo) de nuestro reino (tiene guasa que sigamos siendo un reino) han entrado con gran boato y han salido a garrotazos de La Moncloa.

El primero fue Suárez, quien, pese a haber sido el hombre que entregó a las fuerzas democráticas la llave con la que Franco y Santiago cerraron España logrando así que las puertas se abrieran, no pudo evitar salir por la puerta de atrás, aunque años después lo intentamos arreglar con sonoros homenajes. Luego le tocó a Felipe González (Calvo Sotelo no cuenta que solo fue un lapsus gris en la vida política del país), quien a pesar de haber heredado un país tercermundista y elevarlo a la categoría de país moderno, se marchó rodeado de mierda (con perdón de la expresión), sin que nadie reconociera la incalculable labor que hizo por el desarrollo de esta exigente y poco escrupulosa piel de toro, y con la vocecilla de perro del líder de la oposición desagradablemente enganchada en el cogote "váyase Sr. González, váyase". Ironías del destino, ocho años más tarde fue él quien tuvo que largarse con el rabo entre las piernas después de jugar a los soldaditos de plomo al invadir Perejil, de meternos en una guerra y de arruinar todo el país al sumergirlo en la burbuja inmobiliaria. Cual leyenda digna de viejas romanzas, el caballero negro fue reemplazado por el caballero blanco de ojos claros, amplia sonrisa y bellas promesas de amor eterno. "No nos falles, no nos falles", fue la consigna más coreada por muchos jóvenes y no tan jóvenes que vivían con alegría la llegada de tan agradable persona a La Moncloa.

Al principio todo fue como un bello cuento de amor. Zapatero nos sacó de la guerra, devolvió la dignidad a las minorías, avivó grandes esperanzas en las mujeres con cambios como la paridad (que solo se cumplió en la administración pública porque la empresa privada siguió siendo igual de machista), como la lucha contra la violencia de género, el respeto a la dignidad de los vencidos con la defensa de la memoria histórica, el intento de poner en marcha la ley de la dependencia, dignificando así la vida de los más vulnerables (ya se sabe que una sociedad solo puede considerarse civilizada cuando es capaz de cuidar dignamente a sus niños y niñas, a sus mayores y a las personas discapacitadas), creando la ley de la dependencia que ha quedado a medias porque la derecha, que es quien ha propiciado todo el desastre económico en el que nos encontramos, ya se cuida donde ha ganado y se cuidará en todas partes cuando su victoria sea total, de echarla atrás. Y ¿qué pasó? Pues pasó que el caballero blanco, en un derroche de talante, ese talante que le sirvió de catapulta y que al final se le ha convertido en la piel de plátano que te encuentras en el camino y que hace que te pegues el hostión de tu vida, pues ese derroche de talante, decía, hizo que Zapatero no se atreviera a decir cómo estaban las cosas en realidad. Alguien le aconsejó, y le aconsejó mal, que debía decir lo que el pueblo quería oír, que había que levantar la moral a la gente y no sé cuántas sandeces más. Y él cayó en la trampa, o caimos todos en la suya, no lo sé, el caso es que reaccionamos tarde y mal y eso ha propiciado que también este presidente, como los anteriores, salga de La Moncloa a garrotazos.

La historia los pondrá a cada uno en su lugar, cierto, pero a veces la historia se duerme y tarda en reaccionar. Mientras tanto los españolitos de uno y otro bando corremos el riesgo de que una de las dos Españas nos hiela el corazón, porque la plebe cuando se enfada con un presidente por los errores de éste, en lugar de exigir las correcciones necesarias, tira por el camino del medio y se vuelca en el voto a la parte contraria, sin analizar los pros y los contras, simplemente se plantea, estoy enfadao y ya no te ajunto. Y así nos va...
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