30/6/10

Vuelve el "régimen"


El Constitucional admite a trámite el recurso del PP y el Gobierno Navarra contra la ley del aborto

Y ¿a quién le extraña?
Después de lo demostrado contra Catalunya y contra el juez Baltasar Garzón, está claro que los altos tribunales de España siguen en manos del antiguo régimen. A ver si será verdad que Franco lo dejó todo atado y bien atado y no solo nos impuso al rey.


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29/6/10

Som una nació. Nosaltres decidim.

'Som una nació. Nosaltres decidim'


El dia 10 de juliol a les sis de la tarda, a la confluència de Diagonal amb Passeig de Gràcia.

Vine a defensar la dignitat de Catalunya!
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Solidaritat amb Palestina, però...

Atac islamista a un campament infantil a Gaza
Els radicals consideren «immoral» que nens i nenes juguin junts



Aïllada per terra, mar i aire, la franja de Gaza veu créixer al seu petit territori un minoritari però cada vegada més preocupant enemic intern: el fonamentalisme islàmic més radical i nihilista, que ha llançat una croada contra els «immorals» campaments infantils d'estiu de l'organisme de l'ONU per als refugiats palestins, la UNRWA. Ahir, de matinada i per segona vegada en cinc setmanes, uns 25 homes armats van incendiar les instal·lacions on els nens de Nusseirat, un camp de refugiats al sud de la ciutat de Gaza, juguen, pinten i neden per oblidar per una estona la seva dura realitat quotidiana.

És aquesta la Palestina que defensem? Alguna cosa se'ns està anant de les mans. Forma part tot aquest embolic del nostre tarannar de lo politicament correcte amb que justifiquem, amb la escusa de que és la seva cultura, a aquests col.lectius musulmans que tenim arreu d'Europa i que, tots ho sabem, practiquen unes "tradicions" totalment ofensives, humiliants i del maltractament contra les dones? Fins a quan esperarem per fer-los veure que no acceptarem tornar a la Edat Mitjana, o és que potser és un tema que no preocupa gaire? Palestina sobreviu amb els fons que la Unió Europea envia, perqué no s'els hi imposen condicions. Tinc una suggerència, el limit està als dret humans. No és tan difícil, no? I ja posats a denunciar el fonamentalisme que creix a Palestina, aqui teniu unes fotos dels premis que Hamàs dona als seus més fidels seguidors. Com pot consentir aixó la comunitat internacional? La pederastia no s'ha de combatre només al sí de l'esglèsia, s'ha de combatre a tot arreu.


Aquestes nenes que veieu van ser "donades" en matrimoni a combatents de Hamàs.
Eh que semble que facin la primera comunió? Doncs no, s'estan casant amb homes adults i a la nit de noces començaran a ser víctimes de la més ignominiosa pederastia que un es pugui imaginar.





Brutal, oi? Doncs tot aixó està passant a Palestina, aquella Palestina entranyable que tots els progressistes defensem mirant cap un altre banda per fer veure que no sabem que passen aquestes coses.
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Som una nació!


No hi ha tribunal que pugui jutjar els nostres sentiments ni la nostra voluntat. Som una nació.

Molt Honorable President de la
Generalitat de Catalunya, José Montilla

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Volem l'Estatut!
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26/6/10

Curas sin conciencia

Podría parecer que estoy obsesionada con la iglesia. Os aseguro que ni mucho menos. Sin embargo, me sigue sorprendiendo desagradablemente, no solo saber que al parecer la pederastia era algo practicado en la iglesia católica por todo el mundo, sino la desfachatez, caradura y falta de conciencia con que las altas jerarquías de esa secta tan poderosa están tratando el tema. De auténtica vergüenza. Deben tener una conciencia más pequeña que la campana de la foto.

No escribo cada día un post sobre el tema por capricho. Lo hago porque me invade una rabia sorda y una dolorosa indignación al ver las noticias que leo cada día en los periódicos. La última es sobre lo indignado que está el Vaticano con la justicia belga porque se han decidido a llevar a cabo investigaciones que han estado paralizadas durante años y las declaraciones de la iglesia católica belga, afirmando que no está dispuesta a indemnizar a las víctimas de abusos sexuales por parte de los curas pederastas que durante años ha tolerado e incluso protegido en su seno. ¿Es eso lo que espera Dios de sus representantes en la tierra?

Y no me invento nada, quienes inventan son ellos, inventan y cosas peores por lo que se ve. Leo en El Periódico que un tal Guy Harpigny, obispo de Turnai,  llegó a afirmar que "los sacerdotes y los religiosos pertenecen a una casta superior a la de los que no han pronunciado los votos y que quienes se encuentra en una casta superior no están sometidos de ninguna manera al pago de indemnizaciones". ¿Era Calígula peor que este obispo? No, no lo creo. ¿Cuándo se decidirá el Vaticano a hacer justicia con todos esos delincuentes, en lugar de indignarse porque la justicia hace su trabajo e investiga sobre los crímenes que han cometido?

Ahora entiendo el porqué de la posición de la iglesia frente a esos miles de abusos contra niños y niñas y el hecho de que tantos curas practicaran esa ignominia. Si les hacen creer que son una casta superior ¿por qué no van a poder hacer lo que les venga en gana,? ¿por qué no van a usar a las criaturas inferiores para darse placer? Es lo que han hecho siempre quienes se han considerado superiores, abusar, maltratar, humillar... Entonces ¿quiere esto decir que en realidad a los curas los forman para ser unos tiranos y lo que van pregonando por ahí de la misericordia y demás es una gran mentira para engañar a los seres inferiores?

Conozco a gente de iglesia que son bellísimas personas y que practican con honestidad las supuestas enseñanzas de su supuesto profeta. Procuran ayudar siempre a quien más lo necesita. Esas personas me merecen un grandísimo respeto. Y no, no se merecen que las jerarquías de su iglesia les avergüencen de esa manera con un comportamiento tan déspota y anticristiano. Creo sinceramente que el Vaticano debería ser obligado por los tribunales internacionales a dar explicaciones claras sobre todos estos asuntos. Y alguien debería responder ante la justicia por todos los atropellos cometidos contra seres inocentes y por la protección que el Vaticano ha dado a todos esos criminales. Porque ¿acaso no es un crimen abusar de una criatura, valiéndose no solo de la superioridad física sino del miedo que han inculcado en esos niños y niñas para que no hablaran?

En fin, no sé, estoy muy indignada con todo esto. Tanto que casi me sabe mal no pertenecer a esa secta porque os aseguro que si perteneciera, me daría el gusto de apostatar.
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25/6/10

La Iglesia ataca de nuevo

La Iglesia alerta al Gobierno de que retirar crucifijos es "dejar indefenso al pueblo"

Los obispos afirman que la supresión de símbolos supone "cerrar las fuentes básicas de la ética" a los ciudadanos

"Si se impone la extinción de los símbolos de nuestra tradición cultural -ha dicho en rueda de prensa el portavoz del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino-, ese vacío tenderá a ser llenado por otros símbolos. El ser humano es un ser simbólico. ¿Por cuáles van a ser sustituidos? Pueden ser muchos: emblemas de otras tradiciones religiosas, del ateísmo, del agnosticismo... Eliminar símbolos es segar la hierba bajo los pies de nuestros propios valores. Se corre el riesgo de concebir la religión como algo privado. Eso es contrario a una visión justa de la laicidad. El Estado no puede profesar ninguna fe. ¡Tampoco el ateísmo o el agnosticismo! No se puede pasar de una laicidad sana a la promoción del agnosticismo o del ateísmo".

No cesan en sus presiones contra la libertad de las personas. Lo que demuestra que siguen siendo tan peligrosos y fundamentalistas como lo han sido siempre. Con el reinado de Juan XXIII la iglesia se humanizó un poco, al menos comparándola con Pablo VI que dejó en el aire muchas explicaciones por dar respecto a su apoyo a los nazis. Luego vino Juan Pablo II quien logró que los pueblos que fueron sometidos por la dictadura soviética, cayeran de rodillas ante Dios en cuanto se creyeron libres. Ahora tenemos de rey de la iglesia a un hombre que también tiene que dar muchas explicaciones sobre la protección que esa institución ha venido dando a los pederastas. Al parecer llegó a institucionalizar esa protección ordenando silenciar los abusos a menores bajo amenaza de excomunión. Ahora pide perdón porque no tiene más remedio, se les ha ido de las manos.

Me conmueve esa preocupación que tienen por nuestras almas “dejar indefenso al pueblo”, “eliminar símbolos es segar la hierba bajo los pies de nuestros propios valores”, “se corre el riesgo de concebir la religión como algo privado” ¿aún estamos así? ¿es que no es algo privado la religión? ¿es que pretenden catequizarnos a la fuerza como han hecho siempre? ¿de qué quieren protegernos, por qué nos amenazan? Dicen que el Estado no puede profesar ninguna fe, que no se puede pasar de una laicidad sana a la promoción del agnosticismo o el ateísmo. Pero ¿es que nos toman por idiotas? Y ¿qué es una laicidad sana, imponer por la fuerza los símbolos religiosos del catolicismo? Una laicidad sana es precisamente que no nos impongan ninguna religión, que no nos amenacen por no practicar esta o aquella religión, que se respete la libertad de conciencia de todos, DE TODOS señores obispos, no solo la suya.

Decía alguien en un comentario al pie del artículo de El Periódico: Que no se preocupe la curia que si me hace falta un amuleto, prefiero los ajos. Me ha hecho gracia, aunque yo no necesito amuletos, ni siquiera ajos, con volar con mi escoba por las noches tengo bastante, jajajajaja… Me parece aberrante que en pleno siglo XXI estemos todavía aguantando a tanto fundamentalista de tantos colores distintos. Y, claro, esto debe ser como las putas, existen porque hay clientes… vaya tela.

Por cierto, todo esto me lleva a pensar que hay que conseguir eliminar la casilla de la declaración de la renta que destina el dinero a la iglesia. Libertad de conciencia sí, cara dura no. Me explico. Los creyentes dan su dinero a la iglesia, luego no aportan nada al Estado, pero luego el Estado utiliza el dinero de los que sí pagamos al Estado, para dar servicios públicos a todos, incluyendo claro está a los que han dado su dinero a la iglesia. Y yo pregunto ¿por qué tengo que pagar yo la sanidad pública, por ejemplo, de quienes dan su dinero a la iglesia? Que sea la iglesia quienes les de los servicios que necesiten ¿no?

Además, ¿qué símbolos quieren que pongamos encima de la cama y en las escuelas, a Jesucristo crucificado? Pues vaya ejemplo de laicidad sana:



 
Francamente, me parecen mucho más sanas las imágenes de brujas:


P.D: Soy atea, he sido educada en un ateísmo sin fisuras y aun así soy buena persona. Soy tan buena persona que respeto a todas las personas que sepan respetar a los demás, sin importarme sus creencias, condición o raza. Creo que a las personas hay que apreciarlas por su comportamiento y no por la secta a la que pertenezcan. De hecho fue el profeta de estos señores que siguen intentando imponernos sus dogmas, quien dijo bien claramente "Por sus obras les conoceréis."
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24/6/10

El Solstici d'Estiu

Sempre he sentit una alegria especial les nits de Sant Joan. Potser sigui perque és una festa pagana, per molt que la esglèsia l'hagi volgut enmascarar posant-li el nom d'un sant, com va fer en Franco que en veure's obligat a celebrar el 1er de Maig, en lloc de dir-li Dia del Treballador com a tot arreu, el va batejar amb el nom de Sant José Obrero. Deia que segurament sigui la meva ànima pagana que celebra aquesta festa tan ancestral que és el solstici d'estiu, o potser sigui la meravellosa conjunció revetlla-estiu, o fins i tot el fet de que sigui un xic bruixota que dirien els meus detractors, tot i que no m'ofendrien pas doncs sempre he cregut que les bruixes eren dones sàvies a les que la esglèsia feia cremar a les fogueres perque no es deixaven dominar pels seus dogmes, perque eren ànimes lliures a les que els hi agradava viure i compartir generosament els seus coneixements amb qui ho desitgés o ho necessités.

Però tornant a la nit de Sant Joan o al Solstici d'Estiu, m'agrada aquesta festa per la música, els petards, els crits d'emoció i les rialles de la canalla i els joves, i per les fogueres. Les enormes fogueres de Sant Joan, una costum antiga i bellíssima que, malauradament, cada vegada és més problemàtica sobre tot a les ciutats. Ahir nit vaig tenir el privilegi de viure i veure una d'aquestes fogueres sense haver de patir perque pugués passar alguna desgracia, doncs aqui a Malgrat la foguera es fa a la platja, una gran i meravellosa platja que et permet ballar al voltant del foc sense cap mena de perill. Va ser una experiència bonica de debó i és per aixó que la vull compartir amb tothom publicant un parell de fotos.


Que no falti la música

Tot preparat per cremar

I aquí el foc en el seu màxim esplendor

 


Que injusta és la vida algunes vegades. Mentre estava entrant aquest post i encara amb el somriure a la boca recordant la festa, m'ha trucat el meu molt bon amic de Madrid, en Luis Llorente, preocupat per si estavem tots bé i ha estat aleshores quan m'he enterat de la tràgica noticia. Un grup de persones que anaven a gaudir de la vida celebrant la retvella de Sant Joan a la platja i perden la vida per atravessar les vies per on no ho havien d'haver fet. Poc importa ara entrar a considerar que van ser imprudents o que la culpa era d'aquest o de l'altre. El que importa és que aquestes persones només s'ho volien passar bé amb familiars i amics i van tenir la mala sort de perdre la vida. Una triste tragèdia que ha amargat la retvella als familiars i amics dels morts i dels ferits i a totes les persones que hi eren allà en el moment de l'accident. El meu més sincer condol a tots els familiars, amics i afectats en general per aquesta terrible tragèdia.
Ho sento molt
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23/6/10

Altre vegada l'esglèsia

L'Arquebisbat critica la web d'educació sexual de Salut

Considera que "destrueix l'obra educativa de les famílies i les escoles"

La Delegació Diocesana de Pastoral Familiar de l'Arquebisbat de Barcelona ha acusat avui la Conselleria de Salut de la Generalitat de "destruir" l'educació dels joves a la seva web sobre sexe.

Per si algú no ha llegit les noticies, recordo que la pàgina web en qüestió, molt recomenada no només per als joves sinó per a tothom, és:

http://www.sexejoves.gencat.cat/ics_webjove/AppPHP/index.php

Fa uns dies va ser el Vaticà qui es va despatxar a gust i amb rabia contra un dels més importants i íntegres intel.lectuals que ha conegut la humanitat, en José Saramago. Tot perque la jerarquia eclesiàstica no ha estat mai capaç de tolerar les critiques contra els seus dogmes. En canvi, ells (i dic ells sense elles perque les jerarquies catòliques son tot homes), sí es consideren en el dret de ficar-se a la vida de tothom. Que dic jo, si ells advoquen per la castedat i per no formar families, perqué s'han de considerar amb el dret de jutjar com eduquem als fills qui sí estem per formar families?

Anem a veure, senyors de la esglèsia, aquesta web, òbviament, no ha estat creada per a vostès. Sabem que vostès volen morir castos, tot i que crec que seria molt més sà que acceptessin que sou éssers humans i teniu necessitats com a tothom, potser així es podrien evitar tants casos de pederastia a la vostra esglèsia, en qualsevol cas, res a dir si voleu mantenir-vos purs i morir sense estrenar però aquesta web ha estat creada per ajudar a la canalla i els adolescents a entendre la sexualitat, a conèixer el seu propi cos, a lliurar-los de tots els insans mites que ens heu ficat al cap durant segles per a mantenir-nos dominats i atemorits. I com que sé que us preocupeu pel benestar de la canalla i els joves, us haig de dir que és molt necessari que estiguin molt ben informats per dos motius molt importants: el primer perque no siguin víctimes dels pederastes, perque els reconeguin de seguida i tinguin suficient autoestima per a denunciar-los abans de que aquests abusin d'ellls i d'elles; la segona és que el sexe, practicat amb conèixement i respecte, sense abusos de cap mena sinó com un intercanvi de vida, plaer i joia, és molt sà, és sanissim. El que no és sà és l'amor a les talles de fusta i els deus inmisericordis i venjatius que vostés volen ficar al cap de la canalla i els joves. I no parlo en nom del dimoni, parlo en nom de l'amor entre les persones que és, amb diferència, el millor que hem estat capaços d'inventar la espècie humana.




P.D. Per cert, senyors de la esglèsia, com podeu veure, semble que fins i tot els àngels s'enamoren.
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21/6/10

¡Ufffff, qué pesados...!

ELPAIS

El Pleno del Constitucional se reúne para estudiar el séptimo borrador de sentencia del Estatuto

Las posiciones de los magistrados no han variado lo más mínimo
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*****///oXo\\\******
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Groucho Marx demostró un gran ingenio en cualquier situación. Incluso para su descanso eterno preparó una de sus citas más célebres:
 
"Disculpen que no me levante"
 
A mí, leyendo noticias como la que hoy publican todos los periódicos, se me ocurre decir: Disculpen que no me tome en serio al Tribunal Constitucional. Aunque también para eso podríamos echar mano del humor inteligente de Grouxo Marx:
 
Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.
 
¿Será ese el motivo por el que no se deciden a "dictar sentencia"?
 
 
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20/6/10

Al maestro Saramago

El Vaticano arremete contra José Saramago


L'Osservatore Romano llama "populista extremista" al escritor portugués recién fallecido. "Fue un hombre y un intelectual de ninguna admisión metafísica, hasta el final anclado en una proterva confianza en el materialismo histórico, alias marxismo", reza el artículo.

Señores del Vaticano:

En esta vida se puede ser marxista y ser buena persona, se puede ser nihilista y ser buena persona, se puede incluso ser católico y ser buena persona, lo que no se puede es ser pederasta, manipulador, explotador, torturador... y buena persona. Y de todo eso tienen ustedes unos cuantos ejemplares en la santamadreiglesiacatólicaapostólicayromana. Más les valdría aprender a callar y dejar de infectar la tierra con sus santas mentiras.

Pero no voy a entrar en controversias con ustedes porque me resulta mucho más gratificante seguir aprendiendo de un hombre sabio como el maestro Saramago. Y como ni ustedes ni yo tenemos la riqueza de lenguaje que él sí tuvo y seguirá teniendo mientras alguien siga leyendo su obra, les dejo con sus propias palabras a ver si son ustedes capaces de aprender algo

Acerca de la muerte...

“La muerte no me importa. Pero sí me afecta desde un punto de vista muy egoísta, porque es finalmente el estar y ya no estar. Eso es la muerte: el haber estado y ya no estar. Que estaremos en la vida futura, puede que sí. Pero lo que no puedo aceptar es que alguien me diga que mis pecados los pagaré en el infierno y que ahí me quedaré por toda la eternidad. Crueles somos nosotros los hombres que concebimos la pena perpetua (…) Tan crueles como Dios somos los seres humanos. La idea de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza se invierte; nosotros hemos creado a Dios a nuestra imagen y semejanza.”






Discurso de Saramago de aceptación del Nobel:


El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer.
Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de la aldea. Azinhaga era su nombre, en la provincia del Ribatejo. Se llamaban Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha esos abuelos, y eran analfabetos uno y otro. En el invierno, cuando el frío de la noche apretaba hasta el punto de que el agua de los cántaros se helaba dentro de la casa, recogían de las pocilgas a los lechones más débiles y se los llevaban a su cama.

Debajo de las mantas ásperas, el calor de los humanos libraba a los animalillos de una muerte cierta. Aunque fuera gente de buen carácter, no era por primores de alma compasiva por lo que los dos viejos procedían así: lo que les preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, era proteger su pan de cada día, con la naturalidad de quien, para mantener la vida, no aprendió a pensar mucho más de lo que es indispensable.

Ayudé muchas veces a éste mi abuelo Jerónimo en sus andanzas de pastor, cavé muchas veces la tierra del huerto anejo a la casa y corté leña para la lumbre, muchas veces, dando vueltas y vueltas a la gran rueda de hierro que accionaba la bomba, hice subir agua del pozo comunitario y la transporté al hombro, muchas veces, a escondidas de los guardas de las cosechas, fui con mi abuela, también de madrugada, pertrechados de rastrillo, paño y cuerda, a recoger en los rastrojos la paja suelta que después habría de servir para lecho del ganado.

Y algunas veces, en noches calientes de verano, después de la cena, mi abuelo me decía: "José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera". Había otras dos higueras, pero aquélla, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera.

Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba. En medio de la paz nocturna, entre las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la Vía Láctea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea.

Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba.

Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido, o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, le introducía en el relato: "¿Y después?".

Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo.

Cuando, con la primera luz de la mañana, el canto de los pájaros me despertaba, él ya no estaba allí, se había ido al campo con sus animales, dejándome dormir. Entonces me levantaba, doblaba la manta, y, descalzo (en la aldea anduve siempre descalzo hasta los catorce años), todavía con pajas enredadas en el pelo, pasaba de la parte cultivada del huerto a la otra, donde se encontraban las pocilgas, al lado de la casa.

Mi abuela, ya en pie desde antes que mi abuelo, me ponía delante un tazón de café con trozos de pan y me preguntaba si había dormido bien. Si le contaba algún mal sueño nacido de las historias del abuelo, ella siempre me tranquilizaba: "No hagas caso, en sueños no hay firmeza".

Pensaba entonces que mi abuela, aunque también fuese una mujer muy sabia, no alcanzaba las alturas de mi abuelo, ése que, tumbado debajo de la higuera, con el nieto José al lado, era capaz de poner el universo en movimiento apenas con dos palabras. Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños.

Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche, ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: "El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir". No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada.

Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.

Muchos años después, escribiendo por primera vez sobre éste mi abuelo Jerónimo y ésta mi abuela Josefa (me ha faltado decir que ella había sido, según cuantos la conocieron de joven, de una belleza inusual), tuve conciencia de que estaba transformando las personas comunes que habían sido en personajes literarios y que ésa era, probablemente, la manera de no olvidarlos, dibujando y volviendo a dibujar sus rostros con el lápiz siempre cambiante del recuerdo, coloreando e iluminando la monotonía de un cotidiano opaco y sin horizontes, como quien va recreando sobre el inestable mapa de la memoria, la irrealidad sobrenatural del país en que decidió pasar a vivir.

La misma actitud de espíritu que, después de haber evocado la fascinante y enigmática figura de un cierto bisabuelo berebere, me llevaría a describir más o menos en estos términos un viejo retrato (hoy ya con casi ochenta años) donde mis padres aparecen. "Están los dos de pie, bellos y jóvenes, de frente ante el fotógrafo, mostrando en el rostro una expresión de solemne gravedad que es tal vez temor delante de la cámara, en el instante en que el objetivo va a fijar de uno y del otro la imagen que nunca más volverán a tener, porque el día siguiente será implacablemente otro día.

Mi madre apoya el codo derecho en una alta columna y sostiene en la mano izquierda, caída a lo largo del cuerpo, una flor. Mi padre pasa el brazo por la espalda de mi madre y su mano callosa aparece sobre el hombro de ella como un ala. Ambos pisan tímidos una alfombra floreada. La tela que sirve de fondo postizo al retrato muestra unas difusas e incongruentes arquitecturas neoclásicas".

Y terminaba: "Tendría que llegar el día en que contaría estas cosas. Nada de esto tiene importancia a no ser para mí. Un abuelo berebere, llegando del norte de Africa, otro abuelo pastor de cerdos, una abuela maravillosamente bella, unos padres graves y hermosos, una flor en un retrato ¿qué otra genealogía puede importarme? ¿en qué mejor árbol me apoyaría?".

Escribí estas palabras hace casi treinta años sin otra intención que no fuese reconstituir y registrar instantes de la vida de las personas que me engendraron y que estuvieron más cerca de mí, pensando que no necesitaría explicar nada más para que se supiese de dónde vengo y de qué materiales se hizo la persona que comencé siendo y ésta en que poco a poco me he convertido.

Ahora descubro que estaba equivocado, la biología no determina todo y en cuanto a la genética, muy misteriosos habrán sido sus caminos para haber dado una vuelta tan larga. A mi árbol genealógico (perdóneseme la presunción de designarlo así, siendo tan menguada la sustancia de su savia) no le faltaban sólo algunas de aquellas ramas que el tiempo y los sucesivos encuentros de la vida van desgajando del tronco central.

También le faltaba quien ayudase a sus raíces a penetrar hasta las cas subterráneas más profundas, quien apurase la consistencia y el sabor de sus frutos, quien ampliase y robusteciese su copa para hacer de ella abrigo de aves migratorias y amparo de nidos. Al pintar a mis padres y a mis abuelos con tintas de literatura, transformándolos de las simples personas de carne y hueso que habían sido, en personajes nuevamente y de otro modo constructores de mi vida, estaba, sin darme cuenta, trazando el camino por donde los personajes que habría de inventar, los otros, los efectivamente literarios, fabricarían y traerían los materiales y las herramientas que, finalmente, en lo bueno y en lo menos bueno, en lo bastante y en lo insuficiente, en lo ganado y en lo perdido, en aquello que es defecto pero también en aquello que es exceso, acabarían haciendo de mí la persona en que hoy me reconozco: creador de esos personajes y al mismo tiempo criatura de ellos.

En cierto sentido se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que hoy soy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser.

Ahora soy capaz de ver con claridad quiénes fueron mis maestros de vida, los que más intensamente me enseñaron el duro oficio de vivir, esas decenas de personajes de novela y de teatro que en este momento veo desfilar ante mis ojos, esos hombres y esas mujeres, hechos de papel y de tinta, esa gente que yo creía que iba guiando de acuerdo con mis conveniencias de narrador y obedeciendo a mi voluntad de autor, como títeres articulados cuyas acciones no pudiesen tener más efecto en mí que el peso soportado y la tensión de los hilos con que los movía.

De esos maestros el primero fue, sin duda, un mediocre pintor de retratos que designé simplemente por la letra H., protagonista de una historia a la que creo razonable llamar de doble iniciación (la de él, pero también, de algún modo, la del autor del libro, protagonista de una historia titulada "Manual de pintura y caligrafía", que me enseñó la honradez elemental de reconocer y acatar, sin resentimientos ni frustraciones, sus propios límites: sin poder ni ambicionar aventurarme más allá de mi pequeño terreno de cultivo, me quedaba la posibilidad de cavar hacia el fondo, hacia abajo, hacia las raíces.

Las mías, pero también las del mundo, si podía permitirme una ambición tan desmedida. No me compete a mí, claro está, evaluar el mérito del resultado de los esfuerzos realizados, pero creo que es hoy patente que todo mi trabajo, de ahí para adelante, obedeció a ese propósito y a ese principio.

Vinieron después los hombres y las mujeres del Alentejo, aquella misma hermandad de condenados de la tierra a que pertenecieron mi abuelo Jerónimo y mi abuela Josefa, campesinos rudos obligados a alquilar la fuerza de los brazos a cambio de un salario y de condiciones de trabajo que sólo merecerían el nombre de infames. Cobrando por menos que nada una vida a la que los seres cultos y civilizados que nos preciamos de ser llamamos, según las ocasiones, preciosa, sagrada y sublime.

Gente popular que conocí, engañada por una Iglesia tan cómplice como beneficiaria del poder del Estado y de los terratenientes latifundistas, gente permanentemente vigilada por la policía, gente, cuántas y cuántas veces, víctima inocente de las arbitrariedades de una justicia falsa. Tres generaciones de una familia de campesinos, los Mau-Tempo, desde el comienzo del siglo hasta la Revolución de Abril de 1974 que derrumbó la dictadura, pasan por esa novela a la que di el título de "Alzado del suelo" y fue con tales hombres y mujeres del suelo levantados, personas reales primero, figuras de ficción después, con las que aprendí a ser paciente, a confiar y a entregarme al tiempo, a ese tiempo que simultáneamente nos va construyendo y destruyendo para de nuevo construirnos y otra vez destruirnos.

No tengo la seguridad de haber asimilado de manera satisfactoria aquello que la dureza de las experiencias tornó virtud en esas mujeres y en esos hombres: una actitud naturalmente estoica ante la vida. Teniendo en cuenta, sin embargo, que la lección recibida, pasados más de veinte años, permanece intacta en mi memoria, que todos los días la siento presente en mi espíritu como una insistente convocatoria, no he perdido, hasta ahora, la esperanza de llegar a ser un poco más merecedor de la grandeza de los ejemplos de dignidad que me fueron propuestos en la inmensidad de las planicies del Alentejo. El tiempo lo dirá.

¿Qué otras lecciones podría yo recibir de un portugués que vivió en el siglo XVI, que compuso las "Rimas" y las glorias, los naufragios y los desencantos patrios de "Os Lusíadas", que fue un genio poético absoluto, el mayor de nuestra literatura, por mucho que eso pese a Fernando Pessoa, que a sí mismo se proclamó como el Super-Camoens de ella? Ninguna lección a mi alcance, ninguna lección que yo fuese capaz de aprender salvo la más simple que me podría ser ofrecida por el hombre Luis Vaz de Camoens en su más profunda humanidad, por ejemplo, la humildad orgullosa de un autor que va llamando a todas las puertas en busca de quien esté dispuesto a publicar el libro que escribió, sufriendo por eso el desprecio de los ignorantes de sangre y de casta, la indiferencia desdeñosa de un rey y de su compañía de poderosos, el escarnio con que desde siempre el mundo ha recibido la visita de los poetas, de los visionarios y de los locos.

Al menos una vez en la vida, todos los autores tuvieron o tendrán que ser Luis de Camoens, aunque no escriban las redondillas de "Sobolos rios". Entre hidalgos de la corte y censores del Santo Oficio, entre los amores de antaño y las desilusiones de la vejez prematura, entre el dolor de escribir y la alegría de haber escrito, fue a este hombre enfermo que regresa pobre de la India, adonde muchos sólo iban para enriquecerse, fue a este soldado ciego de un ojo y golpeado en el alma, fue a este seductor sin fortuna que no volverá nunca más a perturbar los sentidos de las damas de palacio, a quien yo puse a vivir en el teatro en el escenario de la pieza de teatro llamada "Que farei con este livro?" ("¿Qué haré con este libro?"), en cuyo final resuena otra pregunta, aquélla que importa verdaderamente, aquélla que nunca sabremos si alguna vez llegará a tener respuesta suficiente: "¿Qué haréis con este libro?".

Humildad orgullosa fue ésa de llevar debajo del brazo una obra maestra y verse injustamente rechazado por el mundo. Humildad orgullosa también, y obstinada, esta de querer saber para qué servirán mañana los libros que vamos escribiendo hoy, y luego dudar que consigan perdurar largamente (¿hasta cuándo?) las razones tranquilizadoras que quizá nos estén siendo dadas o que estamos dándonos a nosotros mismos. Nadie se engaña mejor que cuando consiente que lo engañen otros.

Se aproxima ahora un hombre que dejó la mano izquierda en la guerra y una mujer que vino al mundo con el misterioso poder de ver lo que hay detrás de la piel de las personas. El se llama Baltasar Mateus y tiene el apodo de Siete-Soles, a ella la conocen por Bilmunda, y también por el apodo de Siete-Lunas que le fue añadido después porque está escrito que donde haya un sol habrá una luna y que sólo la presencia conjunta de uno y otro tornará habitable, por el amor, la tierra.

Se aproxima también un padre jesuita llamado Bartolmeu que inventó una máquina capaz de subir al cielo y volar sin otro combustible que no sea la voluntad humana, ésa que según se viene diciendo, todo lo puede, aunque no pudo, o no supo, o no quiso, hasta hoy, ser el sol y la luna de la simple bondad o del todavía más simple respeto. Sontres locos portugueses del siglo XVIII en un tiempo y en un país donde florecieron las supersticiones y las hogueras de la Inquisición, donde la vanidad y la megalomanía de un rey hicieron levantar un convento, un palacio y una basílica que asombrarían al mundo exterior, en el caso poco probable de que ese mundo tuviera ojos bastantes para ver a Portugal, tal como sabemos que los tenía Bilmunda para ver lo que escondido estaba. Y también se aproxima una multitud de millares y millares de hombres con las manos sucias y callosas, con el cuerpo exhausto de haber levantado, durante años sin fin, piedra a piedra, los muros implacables del convento, las alas enormes del palacio, las columnas y las pilastras, los aéreos campanarios, la cúpula de la basílica suspendida sobre el vacío.

Los sonidos que estamos oyendo son del clavicornio del Doménico Scarlatti, que no sabe si debe reír o llorar. Esta es la historia del "Memorial del convento", un libro en que el aprendiz de autor, gracias a lo que le venía siendo enseñado desde el antiguo tiempo de sus abuelos Jerónimo y Josefa, consiguió escribir palabras como éstas, donde no está ausente alguna poesía: "Además de la conversación de las mujeres son los sueños los que sostienen al mundo en su órbita. Pero son también los sueños los que le hacen una corona de lunas, por eso el cielo es el resplandor que hay dentro de la cabeza de los hombres si no es la cabeza de los hombres el propio y único cielo". Que así sea.

De las lecciones de poesía, sabía ya alguna cosa el adolescente, aprendidas en sus libros de texto cuando, en una escuela de enseñanza profesional de Lisboa, andaba preparándose para el oficio que ejerció en el comienzo de su vida de trabajo: el de mecánico cerrajero. Tuvo también buenos maestros del arte poético en las largas horas nocturnas que pasó en bibliotecas públicas, leyendo al azar de encuentros y de catálogos, sin orientación, sin alguien que le aconsejase, con el mismo asombro creador del navegante que va inventando cada lugar que descubre.

Pero fue en la biblioteca de la escuela industrial donde "El año de la muerte de Ricardo Reis" comenzó a ser escrito. Allí encontró un día el joven aprendiz de cerrajero (tendría entonces 17 años) una revista - "Atena" era el título - en que había poemas firmados con aquel nombre y, naturalmente, siendo tan mal conocedor de la cartografía literaria de su país, pensó que existía en Portugal un poeta que se llamaba así: Ricardo Reis.

No tardó mucho tiempo en saber que el poeta propiamente dicho había sido un tal Fernando Nogueira Pessoa que firmaba poemas con nombres de poetas inexistentes nacidos en su cabeza y a quien llamaba heterónimos, palabra que no constaba en los diccionarios de la época, por eso costó tanto trabajo al aprendiz de las letras saber lo que ella significaba. Aprendió de memoria muchos poemas de Ricardo Reis ("Para ser grande sê inteiro/Põe quanto és no mínimo que fazes"), pero no podía resignarse, a pesar de tan joven e ignorante, a que un espíritu superior hubiese podido concebir, sin remordimiento, este verso cruel: "Sábio é o que se contenta com o espectáculo do mundo". Mucho, mucho tiempo después, el aprendiz de escritor ya con el pelo blanco y un poco más sabio de sus propias sabidurías se atrevió a escribir una novela para mostrar al poeta de las "Odas" algo de lo que era el espectáculo del mundo en ese año de 1936 en que lo puso a vivir sus últimos días: la ocupación de la Renania por el Ejército nazi, la guerra de Franco contra la República española, la creación por Salazar de las milicias fascistas portuguesas. Fue como si estuviese diciéndole: "He ahí el espectáculo del mundo, mi poeta de las amarguras serenas y del escepticismo elegante. Disfruta, goza, contempla, ya que estar sentado es tu sabiduría".

"El año de la muerte de Ricardo Reis" terminaba con unas palabras melancólicas: "Aquí donde el mar acabó y la tierra espera". Por tanto no habría más descubrimientos para Portugal, sólo como destino una espera infinita de futuros ni siquiera imaginables: el fado de costumbre, la saudade de siempre y poco más. Entonces el aprendiz imaginó que tal vez hubiese una manera de volver a lanzar los barcos al agua, por ejemplo mover la propia tierra y ponerla a navegar mar adentro.

Fruto inmediato del resentimiento colectivo portugués por los desdenes históricos de Europa (sería más exacto decir fruto de mi resentimiento personal), la novela que entonces escribí - "La balsa de piedra" - separó del continente europeo a toda la Península Ibérica, transformándola en una gran isla fluctuante, moviéndose sin remos ni velas, ni hélices, en dirección al Sur del mundo, "masa de piedra y tierra cubierta de ciudades, aldeas, ríos, bosques, fábricas, bosques bravíos, campos cultivados, con su gente y sus animales", camino de una utopía nueva: el encuentro cultural de los pueblos peninsulares con los pueblos del otro lado del Atlántico, desafiando así, a tanto se atrevió mi estrategia, el dominio sofocante que los Estados Unidos de la América del Norte vienen ejerciendo en aquellos parajes.

Una visión dos veces utópica entendería esta ficción política como una metáfora mucho más generosa y humana: que Europa, toda ella, deberá trasladarse hacia el Sur a fin de, en descuento de sus abusos coloniales antiguos y modernos, ayudar a equilibrar el mundo. Es decir Europa finalmente como ética. Los personajes de "La balsa de piedra" - dos mujeres, tres hombres y un perro - viajan incansablemente a través de la Península mientras ella va surcando el océano. El mundo está cambiando y ellos saben que deben buscar en sí mismos las personas nuevas en que se convertirán (sin olvidar al perro que no es un perro como los otros). Eso les basta. Se acordó entonces el aprendiz que en tiempos de su vida había hecho algunas revisiones de pruebas de libros y que si en "La balsa de piedra" hizo, por decirlo así, revisión del futuro, no estaría mal que revisara ahora el pasado inventando una novela que se llamaría "História do Cerco de Lisboa", en la que un revisor trabajando un libro del mismo título, aunque de historia, y cansado de ver cómo la citada historia cada vez es menos capaz de sorprender, decidió poner en lugar de un "sí" un "no", subvirtiendo la autoridad de las "verdades históricas".

Raimundo Silva, así se llamaba el revisor, es un hombre simple, vulgar, que sólo se distingue de la mayoría por creer que todas las cosas tienen su lado visible y su lado invisible y que no sabremos nada de ellas, mientras no les hayamos dado la vuelta completa. De eso precisamente trata una conversación que tiene con el historiador. Así: "Le recuerdo que los revisores ya vieron mucho de literatura y vida, Mi libro, se lo recuerdo, es de historia. No es propósito mío apuntar otras contradicciones, profesor, en mi opinión todo cuanto no sea vida es literatura.

La historia también. La historia sobre todo, sin querer ofender. Y la pintura, y la música. La música va resistiéndose desde que nació, unas veces va y otras viene, quiere librarse de la palabra, supongo que por envidia, pero regresa siempre a la obediencia. Y la pintura, mire, la pintura no es más que literatura hecha con pinceles. Espero que no se haya olvidado de que la humanidad comenzó pintando mucho antes de saber escribir. Conoce el refrán, si no tienes perro caza con el gato, o dicho de otramanera, quien no puede escribir, pinta, o dibuja, es lo que hacen los niños. Lo que usted quiere decir, con otras palabras, es que la literatura ya existía antes de haber nacido, sí señor, como el hombre, con otras palabras, antes de serlo ya lo era.

Me parece que usted equivocó la vocación, debería ser historiador. Me falta preparación profesor, qué puede un simple hombre hacer sin preparación, mucha suerte he tenido viniendo al mundo con la genética organizada, pero, por decirlo así, en estado bruto, y después sin más pulimento que las primeras letras que se quedaron como únicas. Podía presentarse como autodidacta producto de su digno esfuerzo, no es ninguna vergüenza, antiguamente la sociedad estaba orgullosa de sus autodidactas.

Eso se acabó, vino el desarrollo y se acabó, los autodidactas son vistos con malos ojos, sólo los que escriben versos o historias para distraer están autorizados a ser autodidactas, pero yo para la creación literaria no tengo habilidad. Entonces métase a filósofo. Usted es un humorista, cultiva la ironía, me pregunto cómo se dedicó a la historia, siendo ella tan grave y profunda ciencia. Soy irónico sólo en la vida real. Ya me parecía a mí que la historia no es la vida real, literatura sí, y nada más. Pero la historia fue vida real en el tiempo en que todavía no se le podía llamar historia. Entonces usted cree, profesor, que la historia es la vida real. Lo creo, sí.

Que la historia fue vida real, quiero decir. No tengo la menor duda. Qué sería de nosotros si el deleatur que todo lo borra no existiese, suspiró el revisor". Escusado será añadir que el aprendiz aprendió con Raimundo Silva la lección de la duda. Ya era hora.

Fue probablemente este aprendizaje de la duda el que le llevó, dos años más tarde, a escribir "El Evangelio según Jesucristo". Es cierto, y él lo ha dicho, que las palabras del título le surgieron por efecto de una ilusión óptica, pero es legítimo que nos interroguemos si no habría sido el sereno ejemplo del revisor el que, en ese tiempo, le anduvo preparando el terreno de donde habría de brotar la nueva novela. Esta vez no se trataba de mirar por detrás de las páginas del "Nuevo Testamento" a la búsqueda de contradicciones, sino de iluminar con una luz rasante la superficie de esas páginas, como se hace con una pintura para resaltarle los relieves, las señales de paso, la oscuridad de las depresiones.

Fue así como el aprendiz, ahora rodeado de personajes evangélicos, leyó, como si fuese la primera vez, la descripción de la matanza de los Inocentes y, habiendo leído, no comprendió. No comprendió que pudiese haber mártires de una religión que aún tendría que esperar treinta años para que su fundador pronunciase la primera palabra de ella, no comprendió que no hubiese salvado la vida de los niños de Belén precisamente la única persona que lo podría haber hecho, no comprendió la ausencia, en José, de un sentimiento mínimo de responsabilidad, de remordimiento, de culpa o siquiera de curiosidad, después de volver de Egipto con su familia.

Ni se podrá argumentar en defensa de la causa que fue necesario que los niños de Belén murieran para que pudiese salvarse la vida de Jesús: El simple sentido común, que a todas las cosas, tanto a las humanas como a las divinas, debería presidir, está ahí para recordarnos que Dios no enviaría a su hijo a la Tierra con el encargo de redimir los pecados de la humanidad, para que muriera a los dos años de edad degollado por un soldado de Herodes. En ese Evangelio escrito por el aprendiz con el respeto que merecen los grandes dramas, José será consciente de su culpa, aceptará el remordimiento en castigo de la falta que cometió y se dejará conducir a la muerte casi sin resistencia, como si eso le faltase todavía para liquidar sus cuenta con el mundo.

"El Evangelio" del aprendiz no es, por tanto, una leyenda edificante más de bienaventurados y de dioses, sino la historia de unos cuantos seres humanos sujetos a un poder contra el cual luchan, pero al que no pueden vencer. Jesús, que heredará las sandalias con las que su padre había pisado el polvo de los caminos de la tierra, también heredará de él el sentimiento trágico de la responsabilidad y de ella la culpa que nunca lo abandonará, incluso cuando levante la voz desde lo alto de la cruz: "Hombres, perdonadle, porque él no sabe lo que hizo", refiriéndose al Dios que lo llevó hasta allí, aunque quien sabe si recordando todavía, en es última agonía, a su padre auténtico, aquel que en la carne y en la sangre, humanamente, lo engendró.

Como se ve, el aprendiz ya había hecho un largo viaje cuando en el herético evangelio escribió las últimas palabras del diálogo en el templo entre Jesús y el escriba: "La culpa es un lobo que se come al hijo después de haber devorado al padre, dijo el escriba, Ese lobo de que hablas ya se ha comido a mi padre, dijo Jesús, Entonces sólo falta que devore a ti, Y tú, en tu vida, fuiste comido, o devorado, No sólo comido y devorado, también vomitado, respondió el escriba".

Si el emperador Carlomagno no hubiese establecido en el norte de Alemania un monasterio, si ese monasterio no hubiese dado origen a la ciudad de Münster, si Münster no hubiese querido celebrar los 1.200 años de su fundación con una ópera sobre la pavorosa guerra que enfrentó en el siglo XVI a protestantes anabaptistas y católicos, el aprendiz no habría escrito la pieza de teatro que tituló "In Nomine Dei". Una vez más, sin otro auxilio que la pequeña luz de su razón, el aprendiz tuvo que penetrar en el oscuro laberinto de las creencias religiosas, ésas que con tanta facilidad llevan a los seres humanos a matar y a dejarse matar.

Y lo que vio fue nuevamente la máscara horrenda de la intolerancia, una intolerancia que en Münster alcanzó el paroxismo demencial, una intolerancia que insultaba la propia causa que ambas partes proclamaban defender. Porque no se trataba de una guerra en nombre de dos dioses enemigos sino de una guerra en nombre de un mismo dios. Ciegos por sus propias creencias, los anabaptistas y los católicos de Münster no fueron capaces de comprender la más clara de todas las evidencias: en el día del Juicio Final, cuando unos y otros se presenten a recibir el premio o el castigo que merecieron sus acciones en la tierra, Dios, si en sus decisiones se rige por algo parecido a la lógica humana, tendrá que recibir en el paraíso tanto a unos como a otros, por la simple razón de que unos y otros en El creían.

La terrible carnicería de Münster enseñó al aprendiz que al contrario de lo que prometieron las religiones nunca sirvieron para aproximar a los hombres y que la más absurda de todas las guerras es una guerra religiosa, teniendo en consideración que Dios no puede, aunque lo quisiese, declararse la guerra a sí mismo. Ciegos.El aprendiz pensó "Estamos ciegos", y se sentó a escribir el "Ensayo sobre la ceguera" para recordar a quien lo leyera que usamos perversamente la razón cuando humillamos la vida, que la dignidad del ser humano es insultada todos los días por los poderosos de nuestro mundo, que la mentira universal ocupó el lugar de las verdades plurales, que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando perdió el respeto que debía a su semejante.

Después el aprendiz, como si intentara exorcizar a los monstruos engendrados por la ceguera de la razón, se puso a escribir la más simple de todas las historias: Una persona que busca a otra persona sólo porque ha comprendido que la vida no tiene nada más importante que pedir a un ser humano. El libro se llama "Todos los nombres". No escritos, todos nuestros nombres están allí. Los nombres de los vivos y los nombres de los muertos.

Termino. La voz que leyó estas páginas quiso ser el eco de las voces conjuntas de mis personajes. No tengo, pensándolo bien, más voz que la voz que ellos tuvieron. Perdonadme si os pareció poco esto que para mí es todo


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¡BASTA DE IMPUNIDAD!

En Alemania los nazis fueron juzgados. En España no hemos logrado más que permitir que se procese y expulse al único juez que se atrevió a indagar sobre los crímenes, sobre el terrorismo de estado, del régimen de Franco.

Reproduzco el interesante reportaje que publica hoy El País sobre una más, entre muchas, de las fechorías del régimen de Franco.

REPORTAJE: EL REGALO DE FRANCO PARA HITLER


La lista de Franco para el Holocausto

El régimen franquista ordenó en 1941 a los gobernadores civiles elaborar una lista de los judíos que vivían en España. El censo, que incluía los nombres, datos laborales, ideológicos y personales de 6.000 judíos, fue, presumiblemente, entregado a Himmler. Los nazis lo manejaron en sus planes para la solución final. Cuando la caída de Hitler era ya un hecho, las autoridades franquistas intentaron borrar todos los indicios de su colaboración en el Holocausto. EL PAÍS ha reconstruido esta historia y muestra el documento que prueba la orden antisemita de Franco

JORGE M. REVERTE 20/06/2010

Al final de la II Guerra Mundial, el régimen de Franco intentó con relativo éxito confundir a la opinión pública mundial con la fábula de que había contribuido a la salvación de miles de judíos del afán exterminador nazi. No solo era falso lo que la propaganda franquista pretendía demostrar. En la España del dictador hubo la tentación de contribuir a acabar con el "problema judío" en Europa.

La paciente labor de un periodista judío, Jacobo Israel Garzón, ha conseguido que aflorara el único documento conocido sobre el asunto, conservado por obra de la casualidad en el Archivo Histórico Nacional, y proveniente del Gobierno Civil de Zaragoza. Lo publicó en la revista Raíces. A partir de ese trabajo, EL PAÍS ha continuado la indagación y ha reconstruido la historia completa de la frustrada colaboración con el Holocausto. Quiénes fueron sus protagonistas y sus cómplices. Una historia que cambia la Historia.

El 13 de mayo de 1941, todos los gobernadores civiles españoles reciben una circular remitida el día 5 por la Dirección General de Seguridad. Se les ordena que envíen a la central informes individuales de "los israelitas nacionales y extranjeros afincados en esa provincia (...) indicando su filiación personal y político-social, medios de vida, actividades comerciales, situación actual, grado de peligrosidad, conceptuación policial". La orden la firma José Finat Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, el último día de su permanencia en el cargo, porque va a ser relevado por el coronel Galarza. De ese puesto va a saltar en pocos días al de embajador de la España de Franco en Berlín.

El conde es un personaje refinado y culto, y muy amigo de Ramón Serrano Suñer, el hombre fuerte del régimen [fue ministro de Interior y Asuntos Exteriores], que es quien le va dando los distintos cargos que ostenta. Ha prestado grandes servicios a Serrano y a Franco, como el de organizar a los policías que, en connivencia con el embajador Lequerica y la Gestapo, utilizando a un siniestro policía de apellido Urraca, consiguió traer a Companys y Zugazagoitia a España para sufrir una burla de juicio y ser fusilados.

José Finat hizo buenas migas con Himmler cuando este visitó España en octubre de 1940. Himmler pudo asistir a un espectáculo que le pareció cruel: una corrida de toros en Las Ventas. En esos días, ambos pusieron al día una vieja colaboración firmada por el general Severiano Martínez Anido en 1938. Gracias a ese acuerdo, la policía política alemana goza de status diplomático en España, y puede vigilar a sus anchas a los treinta mil alemanes que viven aquí.

Dentro de poco más de un mes, Finat va a ocupar su cargo de embajador en Berlín. Allí podrá entregar en persona a Himmler sus listas de judíos. Si España entra en la guerra, serán un buen regalo para los nazis. Antes va a tener tiempo suficiente para dar una paliza y emplumar por maricón a un cantante, Miguel de Molina. Le ayudará el falangista Sancho Dávila, primo del fundador del partido fascista.

El objetivo del Archivo Judaico no consiste en defender al régimen de la posible acción subversiva que puedan realizar los refugiados que pasan por España huyendo de la persecución nazi. Esos son conducidos directamente a Portugal para que se marchen a Estados Unidos, o internados en el campo de concentración de Miranda de Ebro hasta que se sepa qué hacer con ellos. De lo que se trata, sobre todo, es de tener controlados a los judíos españoles de origen sefardí:

"Las personas objeto de la medida que le encomiendo han de ser principalmente aquellas de origen español designadas con el nombre de sefardíes, puesto que por su adaptación al ambiente y similitud con nuestro temperamento poseen mayores garantías de ocultar su origen y hasta pasar desapercibidas sin posibilidad alguna de coartar el alcance de fáciles manejos perturbadores".

El trabajo no va a ser fácil por esa capacidad de adaptación que tienen los judíos. Sobre todo en lugares que no sean como Barcelona, Baleares y Marruecos, donde había antes de la guerra "comunidades, sinagogas y colegios especiales", y eso permite una mayor facilidad de localización.

La circular no oculta la urgencia de la acción. Hay que proteger al Nuevo Estado de la posible actuación de estos individuos, que son "peligrosos".

El coronel Valentín Galarza está poniendo patas arriba el ministerio que le ha dejado Serrano Suñer, infestado de falangistas revolucionarios. Pero no va a destrozar toda la obra de su antecesor. El Archivo Judaico se va a seguir completando con carácter de urgencia al principio y con metódica seriedad después.

¿No son acaso los judíos y los masones los enemigos fundamentales del Nuevo Estado?

Cuando haya pasado el tiempo, el Archivo Judaico será ocultado y sistemáticamente destruido, como toda la documentación comprometedora para el régimen franquista en relación con la persecución antisemita realizada en los años cuarenta. Cuando deje de ser urgente tener listas completas de israelitas y haya que justificar la patraña de que el régimen surgido del 18 de julio ayudó en todo lo posible para que se salvaran muchos judíos de la persecución nazi.

En mayo de 1941, cuando se envía la circular, resulta muy significativa la desaparición de las guardias de falangistas de la puerta del Ministerio de la Gobernación. Ya no se trata de que la represión la lleve la Falange por su cuenta, como si fuera un poder autónomo del Estado. Se trata de que el Nuevo Estado asume comportamientos que le identifican con los de la Alemania nazi, pero mediante las instituciones tradicionales, o sea, en este caso, la Policía y la Guardia Civil. Eso sí, "auxiliados por elementos de absoluta garantía".

Esos elementos son falangistas entusiastas de la represión, que hay muchos. Porque continúa en funcionamiento la Delegación Nacional de Información e Investigación, con sedes en muchos municipios españoles. Hay más de tres mil agentes del partido repartidos por toda la geografía nacional, que elaboran sin descanso expedientes sobre sospechosos. En el año anterior han escrito más de ochocientos mil informes y han elaborado fichas sobre más de cinco millones de ciudadanos. Los miembros de las delegaciones hacen informes constantes sobre la situación política en cada lugar, sobre el estado de la opinión pública, y sobre los antecedentes políticos de cualquier ciudadano que aspira a un puesto de trabajo. Y tienen el privilegio de participar en interrogatorios policiales y torturas en comisarías o cuartelillos.

A veces, fuera de las dependencias judiciales. El ricino y las palizas callejeras están a la orden del día.

Con el cambio de destino del conde de Mayalde, los falangistas dejan de ser los que encabezan este tipo de investigaciones, pero están. Siguen estando.

Los investigados para el Archivo Judaico no son gente de especial relevancia. Salvo en algún caso, como el del escritor Samuel Ros, amigo íntimo del revolucionario Dionisio Ridruejo, cuya condición de judío levantará las inquietudes de los funcionarios nazis instalados en España. Se da la circunstancia de que Ridruejo es también muy amigo del conde, con el que va a compartir muchas jornadas en Berlín durante su discontinua presencia en la División Azul, el contingente español que va a marchar a Rusia a luchar contra el comunismo a las órdenes del general Agustín Muñoz Grandes.

Los hombres de Himmler, a los que el conde de Mayalde ha dado el estatus oficial para que se muevan con soltura por el país, reclaman a la Policía española que les dé detalles sobre las actividades de Samuel Ros. Incluso se atreven a protestar porque se le permita escribir en medios oficiales como el diario falangista Arriba.

Otra de las circunstancias llamativas de la circular es que rompe con el antijudaísmo clásico de la católica España. Para la Iglesia, y por tanto para el régimen nacional católico amparado por los cardenales Pla i Deniel y Gomà, un judío deja de serlo si se convierte al catolicismo. Los nazis consideran que se trata de una raza, y el conde de Mayalde expresa claramente su concepción próxima a la de los seguidores de Hitler: los sefardíes, que por "su adaptación al ambiente y su similitud con nuestro temperamento poseen mayores garantías de ocultar su origen". Hay un temperamento español y un origen judío.

La fecha en que se emite la circular tampoco es casual. En España se debate desde hace meses la posibilidad de que el país entre en guerra al lado de Alemania. Y los más furibundos partidarios de esta opción son los falangistas revolucionarios, los nacionalsindicalistas que admiran a Hitler y comprenden su política de liquidación del judaísmo.

En Francia, las autoridades de Vichy han puesto en marcha, sin necesidad de que los ocupantes alemanes se lo pidan, un Estatuto Judío que incluye un censo. Ya hay muchos miles de judíos franceses o apátridas recluidos en campos de concentración en la zona de Vichy y en la zona ocupada. En todos ellos la autoridad le corresponde a la policía francesa. De esos campos saldrán los trenes de la muerte que conducirán a casi todos los judíos franceses al exterminio en Auschwitz.

El más importante está al lado de París, en una localidad llamada Drancy, donde catorce sefardíes españoles han sido recluidos. Un diplomático llamado Bernardo Rolland de Miota, cónsul general en París, intenta, contra las órdenes del embajador Lequerica y del ministro Serrano Súñer, salvarles. No lo consigue, aunque sí puede actuar a favor de otros dos mil que reciben protección de su consulado. Serrano Suñer le hará pagar por su desobediencia destinándole a un oscuro puesto africano. Será declarado por la Fundación Wallenberg "justo entre las naciones", un título al que se harán acreedores otros diplomáticos españoles, como Sebastián de Romero, Eduardo Propper, Julio Palencia, Ángel Sanz Briz o Carmen Schrader.
»LA REUNIÓN DE WANNSEE. A las afueras de Berlín hay un plácido barrio de casas residenciales donde muchos berlineses de posición económica acomodada pasan los fines de semana. Antes para alejarse del estruendo de la gran urbe. Ahora para eludir la incomodidad de las alarmas aéreas. El barrio se llama Wannsee, y está construido a las orillas del lago del mismo nombre.

Allí se solazan y descansan los responsables de la Seguridad del Estado hitleriano. Los jefes de los Eisantzgruppen, estresados, se recuperan del pesado trabajo de matar en masa a tantos judíos, a tantos partisanos y comisarios bolcheviques. Lo hacen en una casa adquirida por la Seguridad del Reich, que dirige un asesino en masa llamado Reinhardt Heydrich.

Heydrich, el virtuoso violinista que, a las órdenes de Himmler, desarrolla la matanza de los judíos, ha hecho balance, y este no es nada bueno. Con gran esfuerzo y un enorme gasto de munición y recursos, se ha conseguido matar solo a un millón de judíos en números redondos, de los más de once que se calcula que están en los territorios del Reich o en las zonas conquistadas. Y lo que no cabe ya, a la vista de la reacción del Ejército soviético, que ha detenido la ofensiva sobre Moscú y Leningrado, es pensar en expulsar a todos los hebreos hasta los montes Urales para que allí se extingan.

Hasta octubre de 1941, se ha conseguido que quinientos treinta y siete mil judíos se marcharan de los territorios del Reich. Unos quinientos mil, de Alemania y Austria; los treinta mil restantes, de Bohemia y Moravia. Pero esta política está realmente acabada, porque trae muchos problemas, en plena guerra, negociar transportes, destinos e itinerarios.

Mientras a los de las repúblicas bálticas se les mata en bosques o se les enrola por la fuerza en destacamentos de trabajo, en Varsovia sigue habiendo un gueto poblado por decenas de millares de judíos polacos que absorben recursos alimenticios, que obligan a dedicar numerosas tropas a controlarles. No es barato liquidar el problema judío. Los responsables de cada área ocupada se las ven y se las desean para cumplir con una orden muy vaga, la de que cada uno se las tiene que arreglar para matar a sus judíos. Pero eso no es fácil. Hans Frank, el gobernador general de Polonia, ha mostrado su desesperación hace pocas semanas: "No podemos fusilar a esos tres millones y medio de judíos, no podemos envenenarles, pero tenemos que ser capaces de dar pasos para encontrar una forma de llegar al éxito en el exterminio".

Es 20 de enero y en el palacio de Wannsee, junto al lago de aguas cristalinas, Heydrich ha reunido a los quince mejores expertos en matanzas porque ha recibido la orden de poner de una vez en marcha la "solución final" de ese problema. Hay que tomarse en serio el asunto, y ordenar los métodos, convertir el empeño en un sistema industrial eficiente en resultados concretos y en términos de economía. Y la consigna debe carecer de elementos que permitan la duda. A partir de ahora está claro que lo que procede es matar a todos, absolutamente todos, los judíos que se encuentran en territorios del Reich o en zonas conquistadas. No solo en esas áreas, sino también en el resto de Europa. Porque quedan muchos judíos en países rendidos o aliados. En casi ninguno de ellos se va a encontrar ningún problema para aplicar la solución. Sí en Italia, que es un aliado dubitativo en este asunto, pero no hay quejas sobre la actitud de Francia.

Hitler ha hecho hincapié varias veces en su "profecía" de que, si se produjera una nueva guerra mundial, los judíos desaparecerían de la faz de la tierra. Ahora ya no puede haber vacilaciones. Ya hay una guerra mundial desde que Estados Unidos se han enrolado en ella. Dentro de diez días, en un sitio público, el Sportpalas de Berlín, el Führer va a insistir en ello: "Esta guerra no tendrá un final como imaginan los judíos, con el exterminio de los pueblos arios de Europa, sino que el resultado de esta guerra será la aniquilación de la judería. Por primera vez, la antigua ley judía será aplicada ahora: ojo por ojo y diente por diente".

No hay constancia documental de que en Wannsee se hable de España. Se hace notar, simplemente, que allí hay seis mil judíos. Pero su destino está claro, para cuando se pueda atender la relación con este país. Lo seis mil están censados por algún organismo del Gobierno, que ha pasado nota a los representantes alemanes en la Embajada de Madrid. El censo que inició el 5 de mayo de 1941 José Finat, conde de Mayalde, ahora embajador en Berlín. Están todos localizados.

Una compleja serie de razones impedirá que España entre en la guerra al lado de Alemania. Eso evitará que los nombres incluidos en el Archivo Judaico pasen a formar parte de los listados de Auschwitz.

A finales de 1945, los archivos de los ministerios de Gobernación y de Asuntos Exteriores serán expurgados para que no quede nada que demuestre que la mayor actitud de piedad de Franco hacia los judíos fue dejar pasar a algunos, o soportar en ocasiones la acción individual de los pocos diplomáticos que se la jugaron por salvar vidas humanas.

El Archivo Judaico habría sido un hermoso regalo para Hitler. Su conservación, una repugnante prueba de lo que los falangistas de Ramón Serrano Suñer pretendían hacer con los judíos españoles.

El cinismo franquista llegó al extremo cuando tuvo que negociar con los aliados vencedores en la guerra la liquidación de las deudas con Alemania. La delegación española se atrevió, ante el escándalo de los representantes aliados, a pedir compensación por los daños patrimoniales causados por los nazis a los sefardíes de Tesalónica. El representante inglés McCombe tuvo que recordar en la reunión que España jamás había protestado por la persecución nazi contra sus compatriotas.
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19/6/10

Adiós, maestro

Saramago: "Solo callaré cuando me muera"


Se nos ha callado el maestro. Hombre sabio como pocos. ¿Quien nos escribirá ahora historias como "El Evangelio según Jesucristo", "Ensayo sobre la lucidez", "Ensayo sobre la ceguera", "Todos los nombres", "La balsa de piedra" y unos cuantos etcéteras más? Afortunadamente nos has dejado suficiente legado para que podamos seguir aprendiendo de tu lucidez, sin embargo te echaré de menos. Te echaré de menos porque eras ese hombre que siempre estaba ahí para hacer, sobre las cosas que pasan, el más inteligente de los comentarios. Una gozada para el alma saberte siempre al acecho de cuanto sucede a nuestro alrededor. ¿Quién llenará el hueco que dejas de creatividad en la forma y en el fondo? Dominaste las reglas de la escritura como pocos para después romperlas con arte y sabiduría. Nunca podrás imaginar cuánto he llegado a admirarte, yo diría que incluso quererte aunque personalmente no nos encontráramos más que una vez. Una vez que te dije, Maestro, sé que suena un poco cursi pero me haría mucha ilusión que me firmaras el libro. Y tú, mirándome a los ojos, me sonreíste y me digiste, Ah, no te preocupes por eso, a mí también me hace mucha ilusión firmártelo. Y al devolverlo me susurraste, Aunque puede que sí sea un poquito cursi ¿no? Los dos nos echamos a reir, tú me tendiste la mano y yo te la apreté pero me tomé la licencia de darte dos sonoros besos en las mejillas, entonces me tomaste la mano entre tus dos manos sabias y me digiste, Gracias. ¿Gracias?, pensé yo, gracias me dice el maestro cuando es él quien nos da tanto.

Ay, sí maestro, sí. Te echaré mucho de menos. Me queda el consuelo de haberme leído todos tus libros. Es hora de empezar a releerlos. Un abrazo muy fuerte allá donde estés. Por cierto, si acaso vas al cielo, seguro que la Virgen María y el mismísimo Jescristo te agradecerán que escribieras el único evangelio inteligente jamás escrito.
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18/6/10

El mar en calma


Avui m'he aixecat i m'he trobat el mar així de calmat. No és gaire normal veure el mar així a Malgrat, doncs encara que no ens otorguen la qualitat de Costa Brava, que diuen que aquesta comença a Blanes, el que sí tenim són els vents. Quasi sempre fa vent. Avui hi ha una calma chicha que desesperaria al més expert navegant de vela. I en veure el mar així de tranquil, he recordat el meu viatge de Brasil a Sudáfrica. Varem tenir de tot, des de furioses tempestes fins a la calma més impressionant que he vist mai a altamar.

Hi havia un vell xinés d'una edat indesxifrable i un rostre com gravat en fusta. Tota la canalla li anàvem al darrere perque ens expliqués històries fascinants en una llengua que era un mestissatge de totes les llengües del món. Una nit, mentre ens explicava no sé qué d'uns caçadors de balenes que havien patit la justicia divina en haver estat "ajusticiats" per tan nobles animals, ens va dir baixant el tó de veu per donar-hi un aire de misteri: demá en trencar l'alba, us vull a tots aqui a coberta. Encara recordo les seves paraules: Domani no dia ancola, todos aqui cubielta, tapados, aqui mucho mucho flio. Varem anar a dormir tots amb una il.lusió al cor, que poc importava que viatgessim en un vaixell de càrrega perque el nostre no era un viatge de plaer sinó que erem emigrants a la recerca d'una vida millor. A l'endemà, quan encara no es veia més que una petitissima escletxa per la que intentava treure el nas el dia, allà ens teniau a tota la canalla, tapats fins a les orelles amb els anoraks que la mateixa tripulació xinesa els hi havien venut als nostres pares a molt bon preu feia uns dies, i amb una gran expectació perque preveiem que si el nostre Huan ens havia fet pujar, és que alguna cosa important passaria.

Lo primer que ens va causar una gran impressió va ser el mar. Mai a la vida haviem vist un mar tan calmat. Semblava oli de tan llis i espès. Aleshores en Huan ens va portar cap a l'altra banda de la coberta del vaixell i ens va dir, sssssshiiiii, silencio, escucha? Varem mirar atentament cap a la foscor d'aquelles aigües tan impressionants i varem sentir com un rumor sord i intens que ens va congelar l'ànima. De sobte, el rumor es transformà en un fort soroll d'aigua a pressió llençada a l'aire com un guèiser. Eren balenes! Una pila de balenas inmenses que pujaven cap al nord, amb una tranquilitat que impressionava. Eren enormes. Obriem els ulls tan com podiem intentant que no s'ens escapés cap detall. En Huan, que suposo havia vist aquest espectacle infinitat de vegades, se sentia molt feliç en ser responsable d'haver-nos fet viure una experiència que, no sé els altres, però jo no oblidaré mai. Recordo que apretava la fusta de la barana amb força i quasi em costava respirar de la emoció que sentia. I mentre la canalla ens extassiavem amb el meravellós espectacle que la natura ens oferia, en Huan ens deia baixet, una ballena puede hundil balco, todas juntas no dejal nada. No recordo haver sentit por malgrat que era ben cert el que el vell xinès ens deia. Segurament perque vaig intuïr el que ens va dir a continuació, Ballenas muy nobles no hacen nada si no atacas sus clias. Homble malo, no ballena.

Afortunadament per aquelles balenes que em van ensenyar a estimar i admirar aquests animals, aleshores els pobres no ho fotografiavem tot, doncs els nens no teniem càmara ni por asomo i la que tenien els pares només es feia servir per fotografiar a la familia en ocasions especials perque resultava molt car aixó de fer fotos, per la qual cosa, durant el temps que aquelles balenes ens van acompanyar, fins que van girar cua i ens van deixar per continuar la seva ruta cap al nord, la nostre relació va ser magnífica perque no les varem atafagar disparant les càmeres, sinó que les varem observar emocionats i tranquils, sense perdre ni un detall. A les poques milles de navegació, ja de dia i amb un sol brillant però un vent gelat que agitava el mar fent-li perdre del tot la calma anterior, varem arribar al Cabo da Boa Esperança, com el van batejar els seus suposats descrubridors. I allà ens esperava un altre espectacle de la natura, milers de pingüins que caminaven tranquilament d'aqui cap allà i que oferien una imatge més amable que la jauria de taurons que portaven des de feia hores seguint el vaixell. Però aquesta és una altre història. Perque més tard tindriem ocasió de conèixer als bushmen, que també va ser una experiència meravellosa.



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