4/1/09

Campaña atea SÍ

Llevo días sin entrar por aquí, o mejor dicho, he entrado en varias ocasiones pero sin saber bien qué decir porque por años que pasen, el ser humano no deja de confundirme. La primera vez que estuve tentada de publicar un artículo incendiario fue cuando el inquisidor Rouco Varela se soltó la lengua en la última manifestación subversiva que encabezó, diciendo todo lo que dijo que el aborto le sobrecogía el alma, que los homosexuales no tenian derechos humanos y lindezas por el estilo. No, no lo dijo así, pero cuando alguien dice que este sí puede casarse y éste otro no puede hacerlo ¿está o no está recortando los derechos humanos de uno de los dos. Los graciosillos dirian sí, del primero. Pero gracias aparte, a mí me indigna que esos individuos que durante tantos y tantos siglos han abusado de un poder cruel e ilícito sobre las gentes, sigan siendo tan oscurantistas e hipócritas ¿porqué cuando se refieren a lo injusto del aborto no se indignan también por los millones de niños y niñas que mueren de hambre, por enfermedades evitables, por abusos de todo tipo, los millones de niños y niñas que siguen siendo usados como carne de cañón para las guerras, para trabajos infrahumanos, para redes de prostitución infantil... ¿es cualquiera de esas opciones preferible al aborto? Y no, no estoy a favor del aborto practicado de forma frívola e irresponsable porque creo que hoy día hay medios suficientes para evitar el embarazo sin tener que recurrir a una práctica que, al contrario de lo que dicen esos hombres injustos de las iglesias, no es perjudicial para el feto, ya que éste no tiene todavía conciencia de ser cuando se interrumpe su desarrollo, sino para la madre que sí es una persona consciente, con sentimientos y que cuando decide abortar es porque se da cuenta de que es la mejor opción. Ojalá la madre de Alba hubiera sido suficientemente humana y responsable como para haber abortado en lugar de parir a su hija para someterla a una vida de depravación y sufrimiento.

El caso es que no quise entrar para no dejarme llevar por la pasión, pero es del todo imposible. Son tan injustas estas jerarquías eclesiásticas que siguen tratando a las personas como si fuéramos un rebaño de borregos, que es imposible no indignarse ante sus declaraciones y muestras de irresponsabilidad social. Luego está el conflicto entre Palestina e Israel. Me desespera. No entiendo ni a unos ni a otros. Puedo entender que Israel necesite defender su existencia y puedo entender que Palestina defienda su derecho a un estado propio. Lo que no puedo entender son los métodos ni de unos ni de otros. Israel porque dice estar interesado en negociar un plan de paz y no deja de enviar a los territorios fronterizos a esos colonos que da miedo verlos. Con ese fanatismo religioso que les equipara a los más integristas del otro bando. Con esa idea totalmente egoísta, infantil y peligrosa de que son el pueblo escogido. Y al otro lado de un muro vergonzoso eregido por un país incapaz de defenderse sin seguir haciendo daño, unas gentes que no aspiran más que a tener un país donde vivir dignamente con su familia, comandadas por unos integristas que no dudan en mantener sus sedes junto a escuelas, casas civiles u hospitales, aun sabiendo que corren el peligro de que esos civiles, enfermos y niños sean bombardeados cuando vayan a buscarles a ellos. ¿Es casualidad, inconciencia o estrategia? No lo sé. Solo sé que esos cohetes que tira Hamás sobre Israel, que son más inofensivos que un chupachups, les sirve de valiosa escusa a los israelitas para machacar impunemente al pueblo palestino. ¿Por qué los tiran entonces? ¿Estamos frente a una de aquellas resistencias absurdas y sanguinarias (numantinas las llamaban) que los antiguos hacían admirar a las nuevas generaciones en las obsoletas clases de historia de antes? ¿Nadie allí se ha enterado todavía que la violencia solo engendra violencia y no soluciona ningún conflicto? No sé, me causa mucha tristeza ver a toda aquella población pasándolo tan mal y muy especialmente los niños y niñas que se engendran, nacen y crecen en un ambiente de injusticia, de indignación, de odio y de violencia. Y la verdad, no sé cómo ni cuando se llegará a una solución porque creo que, tanto de un lado como del otro, hay muchos intereses de terceros que hacen que se mantenga hirviendo la caldera sin importarles lo más mínimo las consecuencias para quienes la habitan.

Y luego está lo de Irak, que lo más cruel es que el mundo se haya acostumbrado a la cotidianidad de los atentados sanguinarios y siga desayunando tranquilamente cuando oye la noticia de un nuevo atentado que ha costado la vida a decenas de personas y herido a no sé cuántas más. Y Afganistán que ha obligado a unas tropas enviadas supuestamente en misión de paz, a convertirse en batallones de combate. Y la emigración que sigue llegando a un país que ya no está en condiciones de recibir alegremente a todo el que quiera venir pero que es de difícil solución porque ¿qué haces, les devuelves a su país a que sigan pasando hambre y te lavas las manos? Qué difícil es esto de vivir en un planeta como el nuestro y tener sentimientos. Sí, ya sé que hay que ser pragmáticos y seguir adelante. Sin embargo, a veces cuesta. Te puede la impotencia y te entristece constatar que ante tanta injusticia todo lo que trates de hacer sepa a poco porque a veces parece que en lugar de dar dos pasos adelante y uno atrás, con lo que siempre te queda uno andado, demos uno adelante y dos atrás, con lo que siempre nos queda uno por andar.


Y de entre tanta pena, me ha llamado la atención la noticia de que por fin los ateos nos hayamos decidido a hacer nuestras propias campañas. Ya está bien de que sean los religiosos de todos los colores quienes sigan engañando y manipulando a las gentes con sus mentiras y sus demagogias. Me encanta el slogan de la campaña que, afortunadamente y a pesar de las protestas de los integristas católicos, llega este mes a Barcelona. Y mira por donde, hace un momento han llamado a la puerta (empecé este artículo ayer pero no he podido terminarlo hasta esta tarde) y me veo a dos señoras mayores con una revista en la mano y me dice una de ellas, Buenas tardes, venimos porque como hoy es un día importante debemos hablar de Jesús. No, gracias, soy atea, le he contestado. Se ha producido un silencio espeso y como yo no decía nada más ni les he cerrado la puerta en las narices, faltaría más, me dice la señora, Bueno, pero, no sé, podemos hablar, el señor. No, gracias, le he vuelto a interrumpir, soy atea. La mujer se me ha quedado mirando un rato y luego me pregunta, ¿Desde cuando? Desde que nací, le digo. Ella trata de sonreír magnanimamente, como perdonándome la vida. Bueno, dice, cuando nacemos no sabemos. Cuando nacemos somo todos ateos, le digo, luego a cada cual le comen el coco de un modo distinto pero a mí nunca me lo comieron, por eso sigo siendo como cuando nací, atea. Cuando ha hecho ademán de continuar, a mí se me habían pasado las ganas de seguir dándole explicaciones y le he dicho. Mire señora, respeto a quienes se sienten religiosos, de la religión que sea, pero soy atea y no profeso ninguna, o sea que con todos mis respetos, no me interesa hablar de Jesús con usted. Bueno, pues buenas tardes, me ha dicho dando media vuelta mientras la otra me miraba como si Satanás se hubiera reencarnado en mí. Adiós señoras, que tengan un buen día. Me ha hecho gracia esta anécdota porque desde que leí lo de esta campaña en Londres, fui más consciente todavía de la obligación que tenemos los ateos de dar a conocer nuestra condición y defenderla. Porque tienen que saber que este país no es tan católico como los Rouco Varela de turno pretenden dar a entender, mentira gracias a la que siguen disfrutando de unos privilegios que no les corresponden. Claro que para eso hace falta que todos aquellos que dicen estar en contra de las jerarquías eclesiasticas de la iglesia católica, no se limiten a alardear de ello sino que actuen con coherencia y apostaten para no seguir inflando las listas de socios de un club que debiera ocupar el lugar que le corresponde y no el que ha conquistado apoyando siempre a los tiranos.


2 comentarios:

Luis Llorente dijo...

Por fin has vuelto, añoraba el estilo y la persona

Julia dijo...

Gracias, tú sí que sabes, jajajaja...