15/10/09

Libertad para Aung San Suu Kyi


Aung San Suu Kyi sigue en estos momentos viviendo bajo arresto domiciliario. Arresto que dura desde 1989, aun habiendo ganado las elecciones en su país por aplastante mayoría en 1990. Paradojas que solo pueden darse en países donde los militares siguen teniendo un poder total y absoluto que ejercen de manera brutal contra todo aquél que ose enfrentárseles y denunciar su déspota política de un sometimiento que secuestra los derechos humanos de todo un pueblo.
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Aung San Suu nació el 19 de junio de 1945, hija de Aung San, comandante del Ejército Independiente Birmano y de la Liga Antifascista por la libertad de los pueblos, que firmó la independencia de Birmania con el gobierno británico en 1947 y ganó las elecciones que siguieron por mayoría absoluta , pero fue asesinado apenas tres meses después , cuando Aung San no tenía más que dos años de edad.
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Aung San Suu, siguiendo los pasos de su padre, estudió en Oxford donde se graduó en Política, Filosofía y Economía. Posteriormente trabajó como Secretaria Asistente del Comité Asesor de las Naciones Unidas como Investigadora Ejecutiva para el Ministerio de Asuntos Exteriores en Bhutan. Allí conoció al Dr. Michael Aris con quien se casó y volvieron a Oxford, donde continuó trabajando y donde tuvieron dos hijos.

Con motivo de asistir a su madre enferma, Aung San Suu volvió a Birmania en 1988. Se encontró con un país sumido en la pobreza y víctima de la violencia (Birmania no ha dejado de estar sometida a regímenes militares y totalitaristas desde su independencia), por lo que se unió a quienes intentaban algún tipo de oposición contra el régimen dictatorial y participó en el “segundo combate en pro de la independencia nacional”, inspirado en el ejemplo pacífico de Gandhi. A pesar de proceder de una familia de fuerte arraigo en la cultura birmana, evitó las manipulaciones de conservadores y nacionalistas y basó sus reivindicaciones en una “revolución del espíritu que se manifiesta mediante el reconocimeitno de la necesidad del diálogo y la compasión por los más humildes”.
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En 1989 fue sometida a arresto domiciliario en Rangún. A pesar de ello, aceptó la dirección de la Liga Nacional para la Democracia y se presentaron a las elecciones en 1990, ganándolas por aplastante mayoría. Sin embargo la dictadura militar se negó a aceptar el resultado y mantuvo el arresto domiciliario de Aung San Suu, situación en la que sigue en la actualidad pese a los esfuerzos e intentos de organizaciones internacionales y entidades políticas de varios países por lograr su liberación.
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Amnistia Internacional la reconoció inmediatamente como prisionera de conciencia y desató una amplia campaña para difundir la situación y evitar que las injusticias que se estaban y se están llevando a cabo en Birmania no cayeran en el olvido. Debido a esta fuerte campaña, el 14 de octubre de 1991 Aung San Suu recibió el Premio Nobel de la Paz, gracias al cual pudo dar a conocer la situación a todo el mundo.
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Además del Nobel de la Paz, Aung San Suu ha sido reconocida con el Premio Thorolf Rafto por su defensa de los derechos humanos; el Premio Sájarov por defender la libertad de pensamiento; el Premio Simón Bolivar por su combate idealista y pragmático. Otros premios que ha recibido son:
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Eleanor Roosevelt Award for Human Rights
Presidential Medal of Freedom
Jawaharlal Nehru Award
Olof Palme Prize
Companions of the Order of Australia
Premi Internacional de Catalunya
Premio Trumpet of Conscience de
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En 1995 Estados Unidos presionó para lograr su liberación, pero la reacción de las gentes que asistían en masa a sus mítines y las manifestaciones estudiantiles que se produjeron alentados por sus palabras reivindicando la libertad de su país, hicieron que el régimen la volviera a someter a arresto domiciliario en 1996, incrementando esta vez un rígido bloqueo alrededor de su casa para evitar cualquier contacto con los ciudadanos. A pesar de ello, logró hacer llegar algunos mensajes grabados a las Naciones Unidas, en los que denunciaba el empeoramiento en su país donde cada vez se respetaban menos los derechos humanos.
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La Junta Militar ha intentado en varias ocasiones convencerla para que aceptara el exilio a cambio de su silencio, pero Aung San Suu se mantiene firme en su decisión de no dejar de denunciar la situación de su país, pese a que ello la ha llevado a no poder encontrarse con su marido que murió de cáncer de próstata en 1999 sin que volvieran a verse desde la vuelta de Aung San Suu a Birmania porque el gobierno birmano nunca le concedió el visado para que pudiera ir a visitar a su esposa. Al mes siguiente de morir su padre, al hijo menor Kim Htein Lin, no se le permitió más que poder reunirse con su madre unas horas en el aeropuerto de Rangún.
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Debido a las cada vez más numerosas concentraciones en todo el país exigiendo la liberación de Aung San Suu y elecciones libres, en el 2007 se la trasladó a un recinto penal y al volver a su domicilio, se le volvió a condenar a 18 meses de prisión acusada de violar los términos de su arresto domiciliario.
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El 3 de octubre de 2009 se reunió con la junta militar para dialogar por primera vez un día después de que la corte rechazara su apelación contra la nueva sentencia. El 11 de agosto, el tribunal militar volvió a condenarla a 18 meses más de arresto domiciliario y así sigue en la actualidad, sin que los militares birmanos logren doblegar su voluntad de seguir denunciando a un régimen que llena las cárceles de su país de presos de conciencia.


2 comentarios:

mari dijo...

Si, maravillosa mujer, capaz de sacrificar toda su vida por el bien comun, se la podria comparar con Mandela, el consiguio su objetivo, ella lo tiene mal. Birmania es vecina de China la cual tiene una base militar en Birmania,pa quedar bien la Union Europea y Estados Unidos han inpuestos algunas sanciones economicas contra el regimen militar birmano. La razon, justicia y el derecho del pueblo birmano, quedan anulados ante el miedo a China. LIBERTAD PARA AUNG SAN SUU KYI

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

Sólo escribo para mandarte un abrazo.

A uno se le llena el pecho de alegría al encontrarse a gente que no se olvida de Birmania.

Un abrazo y gracias por no olvidar.

Birmania Libre