Dice una de esas frases célebres que corren por ahí, que el pueblo que olvida su história está condenado a repetirla, ¿será por eso por lo que las jerarquías de la santa iglesia católica apostólica y romana de España quieren que olvidemos?
No, Sr. Rouco Varela, no olvidaremos. Eso jamás. Podremos perdonar, podremos hacer de tripas corazón para no poner en peligro la democracia, para que no se exalten demasiado los señoritos que siguen viviendo entre nosotros disfrazados de corderos de centro, lo que haga falta. De hecho, todo eso ya lo estamos haciendo desde la transición. Pero olvidar... eso jamás. Fue mucho el daño que hizo la dictadura militar de Franco, ayudado por esa iglesia que ahora pide olvidar. Fue mucho el daño y la humanidad merece conocer la verdad. Algunos argumentan que también se cometieron atrocidades desde el otro bando. Ciertamente. Sin embargo, nada tuvieron que ver unas atrocidades con otras. Porque una cosa es el terrorismo, que hay que combatir, y otra mucho más sangrante es el terrorismo de estado, que ya me explicarás cómo lo combates si ellos lo hacen y ellos lo justifican con leyes que se imponen a base de decretazos, con cuerpos armados que, siendo pagados con los impuestos de los ciudadanos, son utilizados para reprimir a los propios ciudadanos. Eso es una dictadura militar. Aquí y en cualquier parte. Y aquí como en cualquier parte, eso hay que denunciarlo. Así que ya está bien de paños calientes y de verdades a medias. El régimen de Franco fue un régimen de terrorismo de estado. Fue un régimen cuyo principal objetivo fue la venganza y la recuperación de los privilegios feudales de la iglesia católica y de las viejas familias que sumieron a esta pobre España en la más cruel de las miserias durante siglos. Una oligarquía que se beneficiaba del sacrificio de un pueblo y lo mantuvo durante siglos en la más cruel ignorancia para poder seguir aprovechándose de él. Por eso precisamente, cuando dieron el golpe de estado y lograron usurpar el poder legalmente establecido por sufragio universal, imponiendo en su lugar un régimen basado en la corrupción, la opresión, la represión y la venganza, uno de los colectivos más castigados por toda esa sinrazón fueron los maestros.
Los maestros republicanos fueron los funcionarios más represaliados en la guerra civil y en la dictadura franquista. Su delito fue la obcecación, el empeño que pusieron en enseñar, en luchar con sus libros y sus esperanzas porque el saber llegara a todos los ciudadanos de España y no solo a los que durante siglos disfrutaron de ilegítimos privilegios a costa de la miseria de las mayorías. Ese fue su delito y por ese delito fueron condenados al ostracismo, al exilio y en muchos casos a muerte, como el ejemplo que cito a continuación:
La madrugada del 16 de agosto de 1936 sacaron a Severiano Núñez García de la cárcel de Plasencia (Cáceres) camino de la tapia del cementerio. Un tiro, o quizá más, acabaron con la vida del maestro de Jaraíz de la Vera (Cáceres). No había delito. Su viuda no volvió jamás a pronunciar una palabra. Severiano había nacido 41 años antes en otro pueblo de la provincia, Barrado. Su historia, como sus huesos, se pudría en silencio hasta que un sobrino suyo, maestro jubilado, hijo, nieto y hermano de maestros, ha podido rescatarla.
A quienes no lo hagáis hecho aún, os recomiendo la lectura de este libro. En sus testimonios puede verse cómo se comportó el régimen franquista con este colectivo de personas que, en la mayoría de los casos, no empuñaron un arma jamás. Dedicaron toda su vida a enseñar a leer, a escribir, a contar y a amar la cultura y respetar a los demás. Muchos de ellos fueron incluso católicos practicantes, pero eso no les salvó de la pena capital porque lo que la iglesia franquista quería no eran cristianos sino fieles servidores y agentes del poder tiránico establecido para salvar a las almas, que no era otra cosa que mantener a los pueblos bajo la bota de la represión y la ignorancia.
Eso hizo la dictadura militar de Franco con los maestros y con todo los ciudadanos que se atrevieron a soñar con una sociedad más justa e igualitaria. No Sr. Rouco Varela, no podemos olvidar. No sería justo. Además ¿de qué estamos hablando? Se atreve a decirnos que olvidemos cuando se han dedicado ustedes a canonizar a todos los religiosos que fueron víctimas de los excesos de algunos combatientes del bando republicano. ¿Por qué no han canonizado a todos los cristianos que aun siendo católicos fueron víctimas del terrorismo de estado franquista?
7 comentarios:
El problema, Julia, és que mentre uns amb l'excusa de no voler reobrir ferides, amaguen el cap sota l'ala, uns altres defensem que se sàpiga tota la veritat, per poder tancar-les.
Cada día entiendo menos a las personas. A veces, no siempre, hago verdaderos esfuerzos para entender y justificar lo que se dice o escribe. Pero hay cosas que se me escapan.
Ahora resulta que estamos clamando al cielo y los infiernos porque la Iglesia no ha canonizado a los cristianos católicos víctimas inocentes del terror franquista.
Pero ¿nos hemos vuelto locos? ¿Tan mal estamos mentalmente que hemos necesitados volver a tener creencias religiosas? ¿Sentimos necesidad, los agnósticos, los ateos en volver a creer en la iglesia? Pero... ¿podéis creer en los santos?
¡Honrémoslos!!, por haber sido unas personas llenas de virtudes humanas, sociales y por ello siempre merecerán todo el respeto y la dignidad humana en su recuerdo. Pero rasgarnos las vestiduras porque no les hacen santos...
Saludos
He escrit igual que tu totes les meves neures, i no em trec el tema del cap. Però quan vaig sentir el Rouco, i vaig llegir trossos de l'escrit del Garzón, em vaig convéncer que és una lluita perduda. O, si més no, no veurem pas la solució properament, massa feixista mandant, encara...
Petons, estimada Júlia!
A lo mejor en alguna línea que no he leído nos ha escrito Julia que nos abandonaba por un tiempo pequeño.
Me soprende su ausencia y ojalá sólo sea por algún motivo nada importante o porque está de viaje etc. Es lo que deseo.
Julia, si me lees ahora o cuando lo hagas, cuenta con mi afecto y ganas de volver a leerte, aunque estemos casi siempre en desacuerdo en la forma, qué no en el fondo. Eso nos enriquece a los dos. Al menos, eso creo.
Un cariñoso abrazo.
¡Hola Arriero!
Gracias por tus muestras de afecto. Yo también te he echado de menos. He estado una semanilla en el hospital pero nada grave, me han operado para la reconstrucción del pecho que perdí por culpa del cáncer, así que no es nada importante pero sí trabajoso de recuperarse, por lo que después de volver del hospital tampoco he tenido muchas ganas de entrar en la web, hoy entro por primera vez. Estos días me he dedicado solo a leer y atender visitas. Espero estar pronto recuperada del todo y volver a la carga, a ver si encuentro algún tema sobre el que podamos discutir a gusto, jejeje...
Un abrazo
Arriero, no clamo al cielo porque no canonicen a las víctimas católicas del franquismo, a mí me da igual lo que hagan porque yo soy atea desde antes de nacer, lo que digo es que si tan buenos dicen ser y tanto creen que un buen católico debe ser canonizado cuando ha sido víctima de la violencia, ¿cómo es que no canonizan también a los que mataron los fachas? Al fin y al cabo ellos dicen que todos somos hijos de Dios ¿no? Vamos, que lo que estoy diciendo es que a ellos no les importa que las víctimas sean católicas o no, sino que pertenezcan a su bando político. Pero en fin, dejemos este tema que ha quedado ya antiguo. A ver si me animo y vuelvo a publicar algo que nos permita discutir a fondo. Creo que enseñan más las opiniones contrarias que los halagos, siempre que,como bien dices, estemos en desacuerdo en las formas y no en el fondo.
Me alegro, Julia, volver a leerte. Me alegro por partida doble al saber que tu ausencia ha sido por algo importante pero no transcendente.
El cuerpo me pide que a tu segundo comentario entre en buena lid, pero como bien dices, mejor dejamos este tema por antiguo.
Seguimos caminando, nos sé si haciendo camino, pero al menos vamos a seguir intentándolo
Un beso.
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