¿EL FIN DEL MUNDO?

Publica hoy El País una noticia que pone los pelos de punta. De hecho hay hoy muchas noticias en la prensa que ponen los pelos de punta, como que el horroroso accidente aéreo de ayer probablemente se pudiera haber evitado si las compañías no apuraran tanto la amortización de los aparatos; como la escalada de violencia (verbal en los despachos y trágica en las calles), en el conflicto oriente/occidente que todavía perdura después de tantos años de haber ¿cerrado? el capítulo de la guerra ¿fría?, con amenazas de extensión universal del conflicto tanto por parte de Rusia como por parte de la OTAN; como el degoteo de muertas a manos de sus parejas durante todo el verano; como la cantidad de muertos, soldados o no, en la cadena de atentados terroristas en Argelia, Pakistan, Afganistan... Pero de entre todas esas sinrazones que hacen que la ambición ciega de algunos seres humanos ponga en serio peligro de extinción a todas las especies, me he parado en una noticia que me entristece muchísimo: El calentamiento abre la ruta marítima que bordea el Polo Norte. El deshielo reaviva el conflicto por el acceso a las riquezas del Ártico. ¿Qué será de la tierra cuando lo poco todavía casi intacto que tenemos sea invadido por las plataformas petroleras, con sus asesinas perforadoras? ¿Qué será de la tierra cuando los polos se derritan, las reservas de agua potable se ahoguen en el mar y los seres humanos que queden, tengan que matarse entre ellos para seguir subsistiendo? ¿O es mentira todo aquello sobre lo que los científicos nos han venido advirtiendo desde hace años? ¿O existe un plan B en manos de los imanes y los nuevos nacidos en Dios para salvar a la humanidad?

Me dan mucho miedo todas estas noticias, pero más que miedo me dan mucha pena. ¿Es posible que todos estos señores de la guerra, del petróleo y de las ambiciones sin límites sean incapaces de darse cuenta del daño que hacen? ¿Soy yo una pobre mojigata por lamentar la extinción de tanta diversidad vital en la tierra y por espantarme ante la posible destrucción de la tierra misma? ¿Habéis visto fotos de la tierra? ¿Os habéis fijado en lo hermosa que es? ¿No os da pena que esté secuestrada por unos perversos que abusan de ella continuamente y a quienes no les conmueve lo más mínimo ni la desaparición de las especies ni las hambrunas que provocan con sus políticas expansionistas?

No suelo ser pesimista. Todo lo contrario. Sin embargo, cuando me entero de estos macroatropellos contra la vida en la tierra, no puedo evitar sentir una honda tristeza y pensar que, de qué sirven las campañas de salvar a las ballenas, las palabras nobles de los organismos oficiales sobre la erradicación del hambre en la tierra, las promesas de los antisistema de que otro mundo es posible, si los destructores del planeta siguen su escalada de invasión hasta los rincones más insospechados, mientras los hijos predilectos de las sociedades avanzadas nos quedamos pasmados ante las maravillas de que son capaces los seres humanos porque siguen acortando las distancias en los 100 y 200 metros libres. Y no tengo nada en contra del deporte, a mí también me gusta ver a los atletas en acción, aunque me merezca el mismo respeto el que llega el primero que el que llega último. Pero sí tengo mucho en contra de que se abra la navegación en los polos y de que se talen las pocas selvas que quedan y de que se sigan urbanizando los pocos litorales naturales que nos quedan y tantos y tantos atropellos que se llevan a cabo cada día.

Miradla que bonita es y que lástima que la estemos echando a perder. Por cierto, otro día hablaremos de las bolsas de plástico. A ver cuando tomaremos conciencia de una puñetera vez y rechazaremos que nos vendan las frutas, hortalizas y verduras en bolsas de plástico. Si fuéramos conscientes del daño que hacemos con tanto plástico, las bolsas nos quemarían en las manos.