18/3/09

Hay otra iglesia

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Hay otra iglesia, al menos otros creyentes. Unos creyentes con los que no coincido en la fe porque soy atea, pero sí en inquietudes y sentimientos, a quienes respeto porque son consecuentes, respetuosos, responsables y solidarios. No está bien meterlos a todos en el mismo saco. Estos a los que me refiero no se lo merecen. O más acertado sería decir estas, porque hasta ahora todas las personas que he conocido personalmente y que actúan en la iglesia con mirada crítica hacia sus jerarcas y con espíritu solidario hacia sus semejantes, son mujeres.
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Unas mujeres que comprenden el sufrimiento de otras mujeres. Por eso cuando los jerarcas machacan a las abortistas, estas mujeres salen en su defensa porque, como mujeres que son, conocen y comprenden muy bien los motivos que les lleva a tan drástica decisión y el sacrificio que les cuesta. Unas mujeres que cuando oyen hablar de la condena de la mujer por la iglesia protestan enérgicamente y se rebelan porque, al igual que muchas otras mujeres de otras muchas comunidades distintas, creen que hay que ayudar al prójimo a encontrar la felicidad, en lugar de condenarlo a la desgracia. Unas mujeres que, en lugar de vestirse con caras sedas y dedicarse a predicar a las piedras como hacen sus jerarcas, se visten con ropas sencillas y salen a la calle a echar una mano a quien lo necesite, sin pararse a pensar si han sido previamente excomulgados o no.
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Y ayer, compartí con un puñado de estas buenas mujeres la conferencia que pronunció en nuestro Distrito M. Pau Tryner i Vilanova, Dra. en Antropología Cultural, Licenciada en Filosofía y Letras (Psicología), en Ciencias Eclesiásticas y en Teología Sistemática. Una mujer sabia, sencilla y diáfana a la que podría escuchar durante horas. El tema del que nos habló fue "Dones, Bruixes i Inquisició". Ahí es ná... Un tema que me ha interesado desde niña, porque desde muy pequeña tuve la intuición de que las brujas no eran tan malas ni los señores que las quemaban eran tan buenos.
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Me viene a la memoria una película que vi de pequeña, no recuerdo el argumento, ni siquiera si era buena o no, supongo que no mucho, que interpretaba Marina Vlady y se llamaba "La Bruja". La imagen de aquella muchacha grácil que corría en blanco y negro por los bosques, quedó gravada en mi mente y fortaleció mi convencimiento de que las brujas tenían que ser buenas a la fuerza. Más tarde, cuando tuve más criterio y capacidad para informarme, se corroboraron todas mis sospechas al saber que las brujas no fueron más que mujeres sabias que no se sometieron a la oscurantista ignorancia del clero dominante y por eso fueron a parar a la hoguera, después de sádicas torturas en muchos casos. Y precisamente de eso nos habló Mari Pau ayer, de la represión tan brutal que sufrieron las mujeres que intentaron poner en práctica los conocimientos científicos que habían heredado de sus antepasadas desde tiempos ancestrales y lo hizo con gran demostración de conocimientos y con una claridad y una honestidad arrebatadoras, sobre todo porque se trata de una mujer de la iglesia. Denunció sin ambigüedades cuantos excesos cometió el Santo Oficio y defendió sin fisuras a las mujeres que perdieron la vida por defender unos conocimientos y unos principios, las mal llamadas brujas, a no ser que bruja signifique mujer fuerte, sabia y buena.
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Os invito a escuchar a esta mujer siempre que tengáis ocasión porque realmente merece la pena. Gracias Mari Pau por ser como eres. Espero seguir en contacto contigo y seguir bebiendo en el manantial de sabiduría que nos ofreces.
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2 comentarios:

MaryLou dijo...

Me llegó la invitación del acto, pero no pude venir por lo de mi "pata". Me hubiera gustado mucho escucharla.

Un beso

Julia dijo...

Hola MaryLou, espero que te estés recuperando bien. Estoy segura que te lo habrías pasado estupendamente y que nos habrías ayudado a enriquecer el acto con tus comentarios. Pero no te preocupes, tanto Mari Pau como yo estamos dispuestas a reincidir, en cuanto sea posible por calendario y demás, le volveremos a pedir a Mari Pau que nos deleite con su sabidría.

Un beso