29/9/10

Els encantats



Hoy, buscando una foto mía para que su mamá pudiera ponerla en el álbum escolar del nieto de mi marido (lo que me ha hecho más feliz que cuando de pequeña despertaba las mañanas de reyes y cualquier tontería con que me encontrara me hacía sentirme como una princesa de cuento de hadas), me he encontrado con esta foto de hace unos cinco años, o seis. Me ha hecho ilusión toparme con ella porque siempre creí que es una foto simpática ya que da lugar a un juego de palabras: Encantats davant dels Encantats.

Para quienes no sepan de qué hablo, aclaro que las dos montañas de atrás se llaman Els Encantats y los dos pánfilos de delante, encantados de vivir como se ve en la foto, somos mi marido y yo. Por cierto, a quien no haya ido aún, le recomiendo encarecidamente que vaya a este precioso Estany de Sant Maurici, que se encuentra en el Parc d'Aigües Tortes, en pleno Pirineo. Y si tiene ocasión y posibilidades, se adentre por los caminos de senderismo, perfectamente señalizados que le llevarán a unos parajes verdaderamente extraordinarios. Nosotros hemos ido en varias ocasiones y ya va siendo hora que nos planteemos seriamente volver.
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P.D: Hago este paréntesis en la precampaña porque también hay que respirar de vez en cuando. Mañana ya valoraremos la huelga general, cuando el humo del fuego se extinga y podamos ver con claridad quién era quién y qué buscaba cada cual.
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4 comentarios:

antonio dijo...

Preciosa foto y bellos paisajes.

Sácale el polvo a las botas y disfrutad del otoño por esos caminos tan maravillosos.

saludos afectuosos!

Julia dijo...

Gracias Antonio por tus amables palabras y su sabio consejo, aunque he de decirte que a Aigües Tortes hace tiempo que no vamos pero, al menos una vez al mes, solemos perdernos por alguna montaña o algún bosque porque sería un insulto a la naturaleza pasar de ella con lo hermosa que es. Te puedes figurar cómo te entiendo cuando cuelgas en el blog las fotos y la narración de alguna de las salidas que tú y tu familia, sabiamente, soléis hacer.

Un fuerte abrazo.

Álvaro Tilo dijo...

Hola, Julia, tu agradable comentario me ha llevado a bellos recuerdos.

A la orilla de un precioso río truchero, de aguas milagrosamente limpias, siempre he tenido una cabaña que construí con mis propias manos y con troncos de árboles del bosque. Era, es preciosa, con una enorme ventana para ver pasar el interminable viaje del el agua del río. Una chimenea con troncos de leña para el invierno y por fuera rodeada de césped natural rabiosamente verde donde nacieron y siguen naciendo miles de florecillas silvestres. Allí me hacía compañía, «Travieso» un bello ejemplar mezcla de san bernardo y mastín, siempre leal, siempre el más fiel compañero que jamás tuve. Allí viví y los recuerdo con emoción, mis mejores sueños y compartí mi más emocionantes, apasionados y tiernos amores que fui capaz de dar y de recibir.

Desde hace muchos años siempre la tengo ahí, reluciente y limpia, cerca del río y rodeada por unos bellos montes de pinos a derecha e izquierda. Han pasado muchos años desde que la levanté con enorme esfuerzo e ilusión y ahora apenas voy. Las cosas con el paso del tiempo a veces se hacen diferentes.

Pero si volviera a contemplar ese bello paraje real, a su vez tan lejano y tan cercano, sé el sitio exacto de mi cabaña, de mi preciosa cabaña que siempre ha estado en mi mente ya que no existe mas que en mi imaginación y sueños pero que perduran y perduran a través de mis años. Julia, esa cabaña existe para mí, es mía, es un sueño al tiempo que una realidad, aunque esté sin construir y aunque sólo la pueda ver con los ojos cerrados y sé que hasta mi último día, ahí estará esperándome.

Por eso entiendo tus recuerdos de los bellos parajes que tienes tan cerca.

Julia dijo...

Jo, Álvaro, me has emocionado con tu relato. ¡Qué bonito! Yo nunca soñé con esa cabaña pero te aseguro que te entiendo perfectamente pues, solo de imaginármela mientras leía tus palabras, se me iba enterneciendo el corazón y todavía tengo los pelos de punta.

Un abrazo, compañero