24/8/10

El paso del tiempo


Nadie ni nada que estén vivos resisten el paso del tiempo, por mucho cuidado que se tenga en que perduren. Esa es la grandeza de la vida, que no es eterna. De serlo perdería toda emoción.

Leo en el periódico que ha caído el árbol que Anne Frank veía desde el pequeño agujero que la ligaba a la vida más allá de la lúgubre habitación en la que tuvo que pasar los últimos años de su vida, antes de ser descubierta y enviada a los campos de concentración nazis donde murió casi antes de empezar a vivir. Dicen que de ese castaño, que adquirió notoriedad gracias al diario que Anne Frank escribió durante su cruel cautiverio, se han plantado unos cuantos en todo el mundo. Eso hace menos triste la desaparición del original, aunque de todos modos da mucha pena verlo caer después de tantos años.

Ya sé que se trata de una tragedia muy pequeñita en comparación a las muchas e inmensas tragedias que se suceden cada día en este nuestro pequeño y maltratado mundo. Pero ¿qué queréis? Yo amo a los árboles casi tanto como a las personas y demás seres vivos (más que a según qué personas y demás seres vivos) y me da mucha pena ver a este viejo castaño hecho trizas. Además, soy de la generación que creció con el mito de Anne Frank. Desde que tengo uso de razón he oído hablar de ella y alrededor de los 13 años, me regalaron el diario que leí con pasión hasta casi llegar a sentirme en su lugar. Entre otras muchas razones que, desgraciadamente, me tocó vivir durante la infancia, estoy segura de que el relato de aquella niña que llegué a sentir respirando a mi lado, me influenciaron en el odio que he sentido siempre, sigo sintiendo y espero llegar a sentir hasta el fin de mis días, contra las injusticias. Me repelen el maltrato y la crueldad con que algunos seres humanos tratan a otros y Anne Frank, por su condición de niña inocente privada de la vida, fue un símbolo para mí en aquella edad en la que una despierta al entendimiento y trata de saber porqué suceden las cosas. Luego he leído muchas controversias sobre el tema, que si el lobby judío se la inventó para encabezar su lucha contra los nazis, que si el diario no lo escribió la niña sino alguien (su padre talvez) que se lucró de ello, etc... No lo sé. Desgraciadamente no me sorprende nada de lo que un ser humano pueda llegar a hacer por interés, ni las manipulaciones que una comunidad con poder puede llegar a realizar para tergiversar la realidad. Sin embargo, quiero seguir creyendo en Anne Frank, en su diario y en su castaño, como sigo creyendo en Alicia en el país de las maravillas o en Hansel y Gretel, porque todos ellos influyeron en la formación de la persona que soy y quiero seguir siendo así, confiando en que, a pesar de todo y de todos, debemos seguir soñando con un mundo mejor. Si además estamos dispuestos a aportar algún granito de arena, mejor que mejor. Así que, sea cual sea tu realidad, gracias Anne Frank y gracias castaño que la acompañaste.

4 comentarios:

antonio dijo...

Los castaños seguirán creciendo tal cual como la esperanza de un mundo mejor.

Saludos afectuosos!

Julia dijo...

Cierto Antonio, como dijo el gran maestro Pablo Neruda, podrán cortar las flores pero nunca detendrán las primaveras.

Un abrazo muy fuerte.

Lola dijo...

Bonito homenaje el que haces en tu entrada. Yo también leí hace mucho el Diario, aunque creo que no me vendría mal releerlo porque había olvidado por completo que hacía referencia al castaño que veía desde la ventana. Te copio este fragmento que leí en el blog de un amigo que también dedicó una entrada a este tema.

Del Diario de Ana: Sábado, 13 de mayo de 1944

"Mi querida Kitty: Ayer fue el cumpleaños de papá, papá y mamá cumplían 19 años de casados, no tocaba mujer de la limpieza y el sol brillaba como nunca. El castaño está en flor de arriba abajo, y lleno de hojas además, y está mucho más bonito que el año pasado.".

Saludo. Lola.

Julia dijo...

Gracias Lola por tus comentarios y por compartir sentimientos. Como he dicho en tu blog, me siento privilegiada porque hayas entrado en el mío y me hayas dado la oportunidad de entrar en el tuyo.

Un beso