Orlando Zapata Tamayo
Todas las muertes de personas represaliadas son tristes e injustas pero estas duelen todavía más. Porque hubo un tiempo en que la revolución cubana fue la gran esperanza de todos los pobres del mundo. Fidel Castro convirtió a la perla del Caribe en el farol rojo que calentó el alma de millones de trabajadores, les hizo creer que podía ser verdad acabar con todos los tiranos y hacer que una revolución que él describió como "nuestra revolusión patriótica, democrática y sosialista", lograra por fin que sus voces fueran escuchadas y sus derechos humanos respetados. "La historia me juzgará", dijo aquél hombre que despertó la admiración y la pasión de tantos y tantos trabajadores, como mis padres. Y sí, la historia le juzgará, pero desgraciadamente el veredicto no será el que mis padres y tantos padres y madres del mundo soñaron.
Ahora lamentamos la muerte de este hombre, Orlando Zapata Tamayo, pero no es la primera víctima de la soberbia de un régimen que pasó de justiciero del despotismo a déspota. Un régimen que pasó de alimentar nuestras esperanzas a matar nuestros sueños, que hizo que nos fuéramos a dormir con una gran ilusión y nos despertáramos con el estómago revuelto y un amargo gusto a bilis en la boca. Un régimen que un día desaparecerá y dejará a un pueblo huérfano a merced de los tiburones que esperan su desaparición para lanzarse ávidamente sobre aquella hermosa tierra para volver a explotarla como antes de aquella "revolusión gloriosa" que acabó en una terrible decepción. Cuanta razón tenía el viejo Antonio, ácrata superviviente de otras guerras, cuando, ante la impaciencia de mis veinte años, me repetía una y otra vez "No hay revoluciones milagrosas, solo hay el trabajo cotidiano que se hace poco a poco, con perseverancia, con mucha paciencia y sobre todo, sobre todo, no siguiendo a líderes iluminados que te marquen el camino, sino partiendo del propio criterio, cultivando el saber y aunando esfuerzos."
Pobre Orlando, pase lo que pase, él ya no optará a ningún indulto.
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1 comentario:
Hola Julia: Estoy a favor de la vida de TODOS, incluidos esos niños que hoy van a morir por falta de atención médica y carencia total de medicamentos; de esas criaturas que jamás sabrán juntar dos letras o de esos niños que morirán hoy de hambre mientras en otros países la abundancia es la tónica general.
Pero eso, sabes igual que yo, que no ocurrirá hoy en algún país del mundo a pesar de un boicot internacional salvaje, a pesar de ser una nación acorralada, machacada, a pesar de negarles el pan, la sal y si pudieran hasta el aire que respiran. Es el enemigo público número uno del Mundo. El imperfecto, por supuesto, Presidente Castro que ha conseguido la alfabetización de sus gentes en un 98%, en mayores de 15ª años y que tiene más médicos y camas de hospital por habitante que el mismísimo EEUU o Canadá, aunque por el boicot carezca de muchas medicinas y medios clínicos esenciales. ¿Qué hacían en Haití las casi 500 personas sanitarias antes del terremoto? ¿Estarían allí de vacaciones? ¿Han aparecido, has leído en primeras páginas de los periódicos, radios o televisiones, la inmediata ayuda cubana a los haitianos? Recuerdo hace años, cuando se produjo una catástrofe natural en la caribeña isla Granada. El primero que llegó a prestar ayuda fue e el barco hospital cubano “El Orgullo de Vietnam”. Unos corren para salir en la foto y otros saben que nunca saldrán, pero ahí están siempre los primeros.
Es evidente que la historia juzgará al camarada Fidel, como nos juzgará a todos a cada uno de nosotros, por nuestros actos por muy insignificantes que sean. Siempre habrá alguien que lo haga.
Es lamentable cualquier muerte, pero ¿Sólo hay muertes en Cuba? No veo a nadie rasgarse las vestiduras por los crímenes que muchos gobiernos van a cometer hoy. Ni por las ejecuciones de China ni de Estados Unidos ni por los 12000 niños que van a morir de hambre hoy jueves, ni los 12000 de mañana viernes ni por esos países que de la venta de armamento dispuesto para matar han hecho el gran negocio. Solo parece que existe la Cuba de Fidel y el Comandante es el enemigo mortal de todos y de todo el Mundo ¡Qué cinismo!
Un abrazo.
PD Con esta respuesta no considero que haya roto mi promesa de no volver a hablar de temas políticos. Al hacerlo me refería a mis comentarios, no a mis respuestas como es este caso. Me mantengo en ello.
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