Iba a escribir un artículo que tengo a medias cuando, al abrir antes la página web de El Periódico para ver si había pasado algo interesante, me he dado de narices con una triste, aunque esperada, noticia: ha muerto Paul Newman. Qué gran actor, que gran hombre y ¡qué guapo era!
Yo, aunque ya le había visto anteriormente en alguna que otra película, le descubrí como alguien de quien enamorarse en "Butch Cassidy and the Sundance Kid", sugerente título que aquí fue traducido por algo tan soso como "Dos hombres y un destino". Poco después me enamoré decididamente de él en la divertida película "El golpe" y más tarde caí rendida a sus pies cuando supe que, lejos de las frivolidades insulsas de Hollywood, Paul Newman dedicó grandes esfuerzos y medios a la obra social, a ayudar a los excluídos del sueño americano. Además, todo hay que decirlo, ha sido guapo hasta sus últimos días. En películas como "Mensaje en una botella" en la que, entre escena cursi y escena cursi, una esperaba ilusionada a que volviera a salir el personaje que él encarnaba. Y qué me decís de "Caminos de perdición", setenta largos tenía entonces y seguía con ese porte de hombre duro y sensible a la vez y con esa mirada transparente, azul como un lago y cálida como una caricia. Otro detalle que he admirado en él es esa perseverancia en su vida de pareja con la fantástica Joanne Woodward. Dos personas espléndidas envejeciendo juntas, no como otros y otras que gastan sus fortunas con criaturas que les dan a cambio mucha belleza pero que dudo que les den mucho amor. Siempre me llamó la atención que los y las jóvenes que dicen enamorarse de personas mucho mayores, siempre lanzan sus flechas cupidianas sobre corazones forrados de billetes.
Pero volviendo a mi querido Paul Newman, siento su muerte aunque sin dramatismos que, afortundamente, vivió lo suficiente para que no le olvidemos nunca.
2 comentarios:
Quins ulls, valga'm déu, i quin tros d'actor... malaguanyat però benviscut. Petons, reina!
Aparte de gran actor tenía pinta de persona comprometida con los demás y además muy importante a lo que te refieres en la última parte del post, si no el único de los pocos que en la meca del cine fueron coherentes con sus sentimientos.
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