Estoy medio atontada mirando sin ver al televisor que machaca reiteradamente sobre las formas tan extraordinarias como se pueden quitar las manchas. Ojalá se pudieran limpiar todas las manchas. Oigo pasos apresurados de alguien que corre. Me asomo a la ventana y veo pasar a Doña Conciencia que huye despavorida perseguida por Don Desatino.
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¿Qué hace usted buena mujer, por qué corre de ese modo?
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Ambos se paran y ella me contesta:
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¿Pero es que no lo ves?
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Observo a Don Desatino atentamente y veo que Alemania da un giro de tuerca hacia la derecha; la familia real británica pide aumento de sueldo, en lugar de dar ejemplo de austeridad ante la crisis; Blair cobra por hacerse fotos con él; Berlusconi sigue haciendo chistecitos racistas sobre los Obama; Felix Millet se refugia en una de sus mansiones hasta que amaine el temporal, con el beneplácito de magistrados y de, al parecer, toda la "sociedad civil"; ETA llama proceso democrático a seguir disparando; los filipinos pobres se ahogan porque los ricos es de suponer que tienen otras casas y otras oportunidades de largarse de allí; las hostias entre dos "celebridades" como Rafa Mora y Belén Esteban es lo más visto por los internautas; Irán sigue con su escalada de fanfarronería al tristemente célebre estilo de Sadam Hussein...
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Como Don Desatino hace ademán de continuar la persecución, cojo la mochila, la lleno de esperanza y algo de ilusión para el camino y corro tras Doña Conciencia gritando:
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Espere Doña Conciencia que me voy con usted.
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Hemos logrado despistar a nuestro perseguidor y nos hemos refugiado en un recodo a descansar y a tomar un bocado de esperanza y un trago de ilusión, pero al notar la sombra de Don Desatino que se nos echa encima, hemos tenido que arrancar a correr otra vez. No sé si lograremos llegar a alguna parte. Espero que sí.
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3 comentarios:
Pobre doña Conciencia!!! creo que acabará engullida por don Desatino!
Porque los desatinos son tan generalizados... Pero es que sólo los vemos nosotros? los de a pie?
Petonets
Siempre se llega a alguna parte, otra cosa que en el viaje o en la llegada tengamos nuestras reticencias.
Así ha sido siempre y mal que nos pese, asi seguirá siendo.A no ser que un día, cansados de luchar y de sentirnos perseguidos, cerremos los ojos y volvamos a adentrarnos en la caverna de Platón.Creo que eso sería mucho peor que sentirnos perseguidos eternamente.
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