Si hay algo que me sigue sorprendiendo es que los trileros, del calibre que sean, sigan contando con almas cándidas que posean la sorprendente ingenuidad y la detestable ambición como para ser fáciles presas de sus engaños. Desde que oí contar por primera vez en qué consistía el timo de la estampita, tuve muy claro que tan ladrón es el timado como el timador. Parecida es la opinión sobre quienes todavía son capaces de dejarse enredar por los trileros de Las Ramblas. Y no sé hasta que punto puede decirse lo mismo de los clientes de élite de los magos de las finanzas. Dinero fácil con la ley del mínimo esfuerzo, de eso se trata.
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Seguramente quienes creen que el progreso de la humanidad se cimienta sobre la capacidad que tienen algunos individuos para imponerse a los demás y crear grandes fortunas con las que comprar privilegios y voluntades, pensará que lo que digo está basado en la mojigatería. Sin embargo, no creo que la situación creada por esos magos de las finanzas, esos trileros de guante blanco, sean producto de mi imaginación calenturienta. Ayer vi un reportaje sobre el célebre Mardoff que pone los pelos de punta. Que pueda un individuo llegar a la cima especulando con el dinero ajeno no es lo que escandaliza, no a mí al menos, al fin y al cabo, cuántos hay que no solo llegan a eso sino también a ser el primer mandatario de algún país, y lo que es más grave, con los votos de sus ciudadanos. Lo que duele es que ahora aquellos clientes de élite que formaron parte del fraude por perseguir lucros excesivos, se amparen en los bancos que les facilitaron los contactos y que a estos bancos se les conceda dinero público para que no se hundan. Sí, ya sé que no tengo la más ligera idea de altas finanzas, sobre todo porque las mías han sido siempre muy bajitas, pero hay algo en todo esto que huele muy mal. Entre otras cosas porque yo no me creo que esos trileros de guante blanco se hayan quedado arruinados de la noche a la mañana, en algún paraíso fiscal esconderan una parte suculenta de sus ganancias y a buen seguro alguien sacará partido de ellas. Los que menos los contribuyentes a los que ahora nos toca pagar los platos rotos.
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No digo que podamos pasar página del capitalismo así por las buenas y crear un socialismo real de un día para otro, que ya sé que nada es tan fácil, que no se van a dejar quitar los privilegios quienes han disfrutado de ellos toda la vida, pero de ahí a echarles un salvavidas creado con nuestro sustento cuando se están ahogando en su propia ambición, pues qué queréis que os diga, me cuesta aceptar que no hay más remedio. Y puede que no lo haya, porque es cierto que hemos creado una sociedad tan retorcida, con tantos intereses entrelazados, que parece que la única opción que nos queda sea seguir manteniendo el sistema con tal de que podamos crear puestos de trabajo... Y no queda ahí el absurdo de nuestra especie. Encima en toda Europa sigue ganando terreno la derecha y hasta la extrema derecha en algunos lugares. Y no, no es cierto que da lo mismo quien gobierne. Cuando gobierna la izquierda o la socialdemocracia, no somos capaces de arrancar sus ilícitos privilegios a quienes los mantienen de siempre pero por lo menos hay una preocupación real porque no desaparezcan los medios que posibilitan una asistencia sanitaria universal, una educación gratuita y de calidad, unas prestaciones sociales que ayuden a mitigar las necesidades de los más desfavorecidos... A quienes creen que no hay diferencias entre unos políticos y otros, les invito a que comparen el esfuerzo que aquí se hace por mantener el bienestar social y las declaraciones de Arnold Schwarzenegger de hace un par de días cuando, con motivo de la declaración de bancarrota del estado de California, la primera medida anunciada fue el recorte de prestaciones sociales a los discapacitados, a quienes echaba la culpa de la situación por haber abusado de tales prestaciones... Claro que no me extraña, ¿qué puede esperarse si se elige como gobernador a Conan el Bárbaro? Sin comentarios...
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De todos modos, me sigue indignando lo de la banca y la crisis financiera, sobre todo porque, además, esa misma banca niega préstamos a trabajadores y pequeños empresarios, mientras presta lo que haga falta a Don Florentino para que nos escandalice con las multimillonarias cantidades que pagan por lograr a unos señores que den unas pataditas al balón con camiseta y calzones blancos. Claro que se trata de algo galáctico y... ya se sabe, los tristes terrícolas somos quienes pagamos pero no entendemos de negocios extraterrestres...
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