22/7/10

Pobre Israel

Anat Hoffman, activista israelí por los derechos de las mujeres, intenta llegar al Muro de las Lamentaciones con el Torá.


Bien por Anat Hoffman. Para mí todas las religiones son abolibles y debieran responder ante la justicia por el papel de lesa humanidad que han jugado en la historia. No obstante, si están dispuestas a seguir existiendo en estos días, que se pongan al día y se dejen de monsergas. No podemos permitir que sigan ostentando tanto poder y arrastrando a tantos seres humanos hacia la más negra época medieval.

¿Qué diferenciará a Israel de los países musulmanes, contra los que tan encarnizadamente luchan, cuando los ortodoxos logren hacerse con el poder y condenen a sus mujeres al ostracismo más feroz? NADA.

Y lo peor de todo es que el proceso siempre es el mismo: se empieza siendo "demócrata" y "libertador", se acaba pactando con quienes están dispuestos a dar el voto hagan lo que hagan, y el resultado es también siempre el mismo: depredadores sin escrúpulos haciendo dinero a espuertas, fundamentalistas sembrando el terror y la sinrazón y a pagar los más débiles.

¡Oh, Israel! qué pena tan grande verte convertido en un nido de odio contra tus propias mujeres, después de tantos años de admirarte por ser el único país de tu entorno capaz de respetarlas y tratarlas como a iguales. ¿Qué te dan, Netanyahu, esos feroces fundamentalistas para que les permitas tantas atrocidades? ¿A dónde vas Israel, otra vez perdido en la desesperación de tu propia gente sin haber sido capaz de parar los pies a esos patriarcas trasnochados que os han impuesto? Lo siento, de verdad que lo siento...
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2 comentarios:

bernardo dijo...

si pobre israel, que no se ve la diferencia, se califica lo mismo lo que lleva ocurriendo mil y muchos años con lo que aun no ha ocurrido( aun que no niego que pueda llegar a ser)
por cierto cuando la sociedad de su tiempo tenia a las mujeres en algo menos que nada Jesucristo las dio un lugar de valor, no, no todas las religiones son iguales, lo igual es el corazon del hombre

Julia dijo...

El corazón, Bernardo, no es más que un músculo, lo que importa es el cerebro del hombre que es el que imagina e inventa cuanto hay a nuestro alrededor, lo bueno y lo malo, incluyendo las religiones. Jesucristo, dicen, dio un lugar de valor a las mujeres, es cierto, pero cuando Él se fue al cielo, sus seguidores se encargaron de volver a la mujer al servilismo y a la desconsideración por el mero hecho de ser mujer. ¿Sabes?, una ya tiene una edad y recuerdo muy bien que no hace tanto tiempo la iglesia católica en este país condenaba a vivir sin libertad ni dignidad, relegada a no ser más que un desahogo para el marido y una madre abnegada dispuesta a parir y criar tantos hijos como Dios le quisiera engendrar. No, Bernardo, no, tampoco el cristianismo ha tratado bien a la mujer.

De todos modos, gracias por venir por mi blog. Aquí son bienvenidas todas las opiniones, aunque algunas no las comparta.

Un saludo