2/10/08

Plaza de las Tres Culturas




Hoy se cumplen 40 años de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas en México Distrito
Federal. Se cumplen 40 años y no hay culpables. Qué curioso, con lo fácil que es encontrar a los culpables cuando la víctima es alguien con poder.
Muchos jóvenes mexicanos, alentados por los acontecimientos del mayo del 68 francés y con no pocas injusticias que denunciar, a pocos días de la celebración de los Juegos Olímpicos en su ciudad, decidieron salir a la calle y manifestarse pacíficamente. Gobernaba el Partido Revolucionario Institucional. El Partido Revolucionario Institucional dejó de gobernar, tras setenta años en el poder, pero el silencio y la impunidad siguen cubriendo la historia reciente de ese país con un velo negro de duelo y clamor silenciado contra la injusticia.
Ocho mil jóvenes decidieron manifestarse pacíficamente. Vivian en un país democrático, con un gobierno que presumía de ser abiertamente partidario de las Repúblicas democráticas ¿qué tenian que temer? La muerte. La muerte que les sorprendió desprevenidos con ruindad y alevosía. De los ocho mil que allí se congregaron, muchos tardaron en volver a sus casas y otros (entre 200 y 300 dependiendo de la fuente de información) no volvieron jamás.
El presidente de entonces, Gustavo Díaz Ordaz guardó un silencio administrativo y logró salir airoso con la celebración de los Juegos Olímpicos a los que, igual que ahora sucedió con China, los grandes amantes del deporte en todo el mundo, obviaron los acontecimientos de la Plaza de las Tres Culturas y no dudaron ni un momento en asistir a tan magno acontecimiento. Años más tarde, siendo embajador de su país en España, defendió con vehemencia la actuación de sus fuerzas represoras diciendo lindeces como: "De lo que estoy más orgulloso de mis seis años de gobierno, es del año 1968, porque me permitió servir y salvar al país. Con algo más que horas de trabajo burocrático, poniendo vida, integridad física, la vida de mi familia, mi honor y el paso de mi nombre a la Historia. Todo se puso en la balanza, afortunadamente salimos adelante. Y si no fuera por eso usted (dirigiéndose al periodista) no tendría la oportunidad, muchachito, de estar aquí preguntando." Bonitas palabras, sí señor. Recuerdan a Aznar que hincó el bolígrafo en el escote de la periodista que le pretendía hacer unas preguntas, o a Berlusconi cuando le lanzó un par de monedas a otra periodista porque le resultó incómoda. Y es que en el fondo, todos los déspotas son iguales.
El caso es que aquellas muertes, aquella ignominia, siguen sin esclarecer, me pregunto si al juez Garzón le resultará algún día atractivo indagar sobre ese tema. Porque lo que sí es cierto es que se trató de una masacre que no podemos ni debemos olvidar nunca. No les devolveremos la vida a los jóvenes que fueron brutalmente asesinados, pero sí la dignidad de que no caerán en el olvido.
Y al final, lo más triste de todo y que no me cansaré nunca de denunciar a los cuatro vientos por más pesada que resulte, es que los de arriba eran, son y serán siempre cuatro gatos. Cuatros miserables que pueden machacarnos porque de entre nosotros hay siempre gente disponible para ser comprada por un mendrugo de pan. ¿O es que los soldaditos de las fotos tienen pinta de marqueses?
Sirvan estas líneas de homenaje sentido a las víctimas de la masacre de la Plaza de las Tres Culturas que el gobierno mexicano ordenó (en pleno año olímpico) sin el merecido boicot que debió producirse de parte de todos los países democráticos que participaron en aquellos juegos olímpicos.

5 comentarios:

Luis Llorente dijo...

Por desgracia Julia,esto como otras tantas cosas suelen quedar en el olvido con el tiempo y en pocos casos llegamos a saber donde estan, donde se encuentran aquellos a quien amamos,con quien reimos, con quien trabajamos, he tenido la suerte de conocer en mi vida algun caso,escucharla y verla deshacerse en el dolor.Hay cosas que te cuentan en los medios que tiendes a "banalizar" por lejania, pero cuando alguien te lo cuenta mirandote a los ojos, solo puedes tragar saliva y con cierta dificultad. Bueno que me enrollo y no tengo time, te dejo un besote.

Anónimo dijo...

Julia, deliberadamente quiero ser muy breve.
Me sumo al recuerdo que haces de los estudiantes mejicanos, asesinados en su país en 1.968.

Pero es curioso, la semana pasada conmemorábamos aquel 27 de Setiembre de 1975 cuando “Al Alba” fueron fusilados, los tres miembros de FRAP y los dos de ETA en el último adiós del sanguinario Franco. A nadie vi que se acordaran de esa barbarie.

Marzo está ahí, llamando casi a la puerta y en su tercer día ocurrirá lo mismo con aquellos cinco trabajadores que fueron acribillados a balazos por la Policía en Vitoria. Tampoco veremos a nadie acordarse, ni siquiera a esos políticos y sindicalistas de clase que pasean por doquier la antorcha con la llama de la libertad y honradez y que allí, ni estuvieron ni se les esperó nunca y a fe que no defraudaron.

FUSILADOS EL 27 DE SETIEMBRE DE 1975

Ramón García, militante FRAP, madrileño.
Humberto Baena, militante FRAP, gallego.
José Luis Sánchez, militante FRAP, murciano.
Juan Paredes, militante de ETA, extremeño.
Ángel Otaegui, militante de ETA, guipuzcoano.

OBREROS ASESINADOS EN VITORIA EL 3 DE MARZO DE 1976

Pedro Mª Martínez.
Francisco Aznar.
José Luis Castillo.
Bienvenido Pérez.
Romualdo Barroso.


Un saludo a todos.

Un abrazo.´

PD: Si no hablo de estos temas, cuando llega la ocasión, me siento mal y si lo hago también. Así que me voy a refugiar leyendo a Juan de Yepes, me transmite serenidad. Hasta la próxima.

Julia dijo...

Sí Luis, no creas que soy mejor que otros porque he recordado a estas víctimas, de hecho lo que me ha inspirado ha sido la foto en la que esos soldados desgraciados presumen por ser los perros sumisos de sus amos. Eso me entristece más que todo lo demás, porque que el poderoso sea un déspota es previsible pero que los hijos de tus vecinos les hagan el trabajo sucio, como que jode un montón. Bueno, el caso es que me ha salido así y me pasa como a ti, tiendo a olvidarlo todo para seguir camino pero cuando me encuentro a alguien de frente que me recuerda algún episodio de esos que nunca debiéramos olvidar, necesito alzar la pancarta aunque sepa que al día siguiente lo habremos olvidado otra vez.

Un besazo para ti también.

Julia dijo...

Gracias Arriero por recordar a los fusilados del 27 de setiembre del 75. El otro día precisamente explicaba a una joven amiga, con motivo de ir juntas a ver "Che el argentino", las sensaciones que se vivieron aquí entonces, las últimas palabras que Juan Paredes, alias Txiki, escribió en el dorso de su fotografía, palabras de Che Guevara que dedicó a sus hermanos pequeños: "Mañana, cuando yo muera, no me vengáis a llorar. Nunca estaré bajo tierra, soy viento de libertad." Cómo vivimos el hecho de que fuese fusilado muy cerca de donde ahora vivo, la importencia y la rabia de que el dictador, en sus últimos coletazos se llevara por delante a esos cinco jóvenes (como antes se llevara a Salvador Puig Antich), con unos juicios sin ningún tipo de garantía de justicia. Recuerdo las palabras entrecortadas de los abogados Marc Palmés y Magda Oranich explicando los últimos momentos de Txiki. Y ahora no entraré a juzgar si fueron revolucionarios, iluminados o simples terroristas. En cualquier caso, el ejército y todo el régimen moribundo de Franco se ensañó con ellos y los convirtieron en héroes, que es lo que suele pasar cuando se impone el atropello a la razón. Los otros los vivimos menos intensamente porque no hubo tanta proximidad como con Txiki, pero igualmente indignados.

En cuanto a los cinco obreros de Vitoria, ese es otro cantar. Aquí ya no cabe la más mínima duda de si tenian o no algún tipo de culpabilidad. Eran trabajadores luchando por sus derechos y fueron asesinados a sangre fría. Creo recordar que Fraga era el responsable de Interior. Solo eso debería hacernos entender que no es cierto que todos los políticos sean iguales. Recuerdo que corría entonces una grabación clandestina con las voces de los mandos de la policía. Otra vez la misma historia, pobres hombres que al enfrentarse a hombres sencillos como ellos, en lugar de dejar el arma en el suelo y negarse a convertirse en un asesinos, cerraron los ojos del alma y obedecieron fiel y mansamente las órdenes del amo. Triste, muy triste. No sé qué visión deben tener ahora de los hechos los policías que entonces dispararon.

Pero ya ves, hay que seguir recordando pero que no nos paralice el miedo, la indignación, el odio o la tristeza. La vida sigue y hay que seguir caminando.

Anónimo dijo...

Hola Julia:
Tengo 16 años y poco a poco me he dado cuenta de la corrupción en México y es lamentable lo que les pasó a los estudiantes asesinados del 68' que por limpiar la imágen de un país que dice ser democrático mataran a miles de personas inocentes que iban a defender sus derechos y que transformaron la vida de sus familias en una pesadilla e incertidumbre por no saber que les pasó en verdad.
Espero que algún día exista más justicia y que gracias a ti y a muchos más se descubra la realidad de este caso que no puede seguir encubierto por el poder.
Saludos :)