Carta del rey a España:
No soy el primero y con seguridad no seré el
último entre los españoles que piensa que en la difícil coyuntura económica,
política y también social que atravesamos es imprescindible que interioricemos
dos cosas fundamentales.
La primera es que solo superaremos las
dificultades actuales actuando unidos, caminando juntos, aunando nuestras
voces, remando a la vez. Estamos en un momento decisivo para el futuro de
Europa y de España y para asegurar o arruinar el bienestar que tanto nos ha
costado alcanzar. En estas circunstancias, lo peor que podemos hacer es dividir
fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras, ahondar heridas. No son estos
tiempos buenos para escudriñar en las esencias ni para debatir si son galgos o
podencos quienes amenazan nuestro modelo de convivencia. Son, por el contrario,
los más adecuados para la acción decidida y conjunta de la sociedad, a todos
los niveles, en defensa del modelo democrático y social que entre todos hemos
elegido.
La segunda es que, desde la unión y la
concordia, hemos de recuperar y reforzar los valores que han destacado en las
mejores etapas de nuestra compleja historia y que brillaron en particular en
nuestra Transición Democrática: el trabajo, el esfuerzo, el mérito, la
generosidad, el diálogo, el imperativo ético, el sacrificio de los intereses
particulares en aras del interés general, la renuncia a la verdad en exclusiva.
Son esos los valores de una sociedad sana y
viva, la sociedad que queremos ser y en la que queremos estar para superar
entre todos las dificultades que hoy vivimos".
Carta de España al rey:
Sí, no será usted el primero ni el último en
darse cuenta de que las cosas están mal, muy mal.
¿Superaremos las dificultades caminando juntos
hacia dónde, Majestad? Estamos en un momento decisivo, es cierto, pero el
bienestar del que habla lo conseguimos nosotros, los trabajadores, con nuestro
empeño, nuestra lucha y nuestro esfuerzo. De arruinarlo es de lo que se encargan
ustedes, manteniendo una casa real que es a todas luces innecesaria y demasiado
costosa, dando cobijo a delincuentes de todo pelaje que se han llevado y se
están llevando todas las riquezas de España al exterior, protegiendo a una
iglesia arcaica, clasista, represora y en muchos casos tapadera de depravación.
¿Le parece a usted que son quimeras decir basta ya a tanta injusticia? ¿Le
parece que ahondamos en las heridas cuando salimos a la calle a defender los
derechos que nos están arrebatando impunemente
los poderosos de España, de los que su Majestad forma parte? Sí, sí son
tiempos para escudriñar en las esencias porque de esencias estamos hechos y
nadie tiene derecho a robarnos la identidad. Y sí, sí hay que debatir si son
galgos o podencos porque ustedes son quienes amenazan nuestro modelo de
convivencia. Estamos de acuerdo, en eso
sí, de que son momentos para la acción decidida y conjunta de la sociedad en
defensa del modelo democrático y social que logramos conquistar con nuestro
esfuerzo y que ahora nos lo están ustedes robando, Majestad. Precisamente por
eso no nos cansamos de salir a la calle y gritar nuestra indignación.
¿La unión y la concordia? ¿La unión y la
concordia con quién, con quienes pretenden cobrar seis mil euros por un parto
con complicaciones a una mujer que no tiene nada de nada? ¿Con quienes tratan a
estudiantes, trabajadores, personal sanitario, bomberos, profesorado, etc.,
como a delincuentes mientras a los ladrones de grandes fortunas se les ofrece
una amnistía fiscal? ¿con quienes roban la paga extra a los trabajadores
mientras dan indemnizaciones millonarias a individuos que han hundido la banca
y con ella a toda la sociedad? ¿con militares rancios que se permiten insultar
a los pueblos y amenazarlos? No, majestad, mientras se sigan cometiendo graves
atropellos contra todos los pueblos de España, mientras el Estado Español sea
incapaz de reconocer a sus diferentes pueblos y respetarlos, mientras nos sigan
gobernando individuos que tienen temas pendientes con la justicia, mientras
personas muy allegadas a su graciosa Majestad sigan aprovechándose de ese
privilegio y roben sin escrúpulos en nombre de ONG’s sin que le pase nada de nada, mientras a una
mujer sin recursos se le hace un juicio rápido (para eso sí que es ágil la justicia)
por comprar comida con una tarjeta sin fondos por valor de 240 €, cuando todos
los encausados en la trama Gürtel, los Millet y Montull, Urdangarin, y tantas
tramas que siguen dando vueltas por los juzgados sin que nadie sea capaz de
impartir justicia (hasta ahora lo único que sí supieron hacer es cargarse al
único juez dispuesto a aclarar las cosas), mientras todo eso siga pasando y su
Majestad se dedica a matar elefantes y a pegar a su chofer, haga usted el favor
de no pedirnos unión y concordia y mucho menos hablarnos de valores de una sociedad sana y viva, porque nosotros
sí queremos una sociedad con valores, sana y viva, pero ustedes la están
matando.
2 comentarios:
Hola Julia, tu carta es magnífica, tiene la fuerza de la verdad.
Yo no añadiría nada.
Los ciudadanos nos sentimos desamparados ante tanta injusticia, tanta corrupción,tanta mentira, muchos creemos que no vivimos en una Democrácia real, sino en un Sistema donde el único valor real es el dinero, hoy mas que nunca.
Lo peor, es que corremos el riesgo de que la gente desesperada (si la situación se agrava) se apunte a cualquier líder radical que surja prometiendo resolverlo todo.
Un saludo.
Julia, como siempre, te hago la ola!!!!!
Un abrazo
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