6/11/11

Carta a Alfredo Rubalcaba


Querido compañero Alfredo,

Quiero ante todo agradecerte la valentía de asumir la responsabilidad de ser candidato en el peor de los momentos. Cuando otros disfrutaban de las mieles del éxito hasta dilapidarlas, tú trabajabas duro en las sombras.Y ahora que las vacas gordas volaron (que ya es triste que nos hayan volado hasta las vacas), otros te giran la espalda y se disponen a vivir un dorado exilio mientras tú te dispones a comerte todos los marrones.

Y no será fácil no. No será fácil porque el dinero, que no es cierto que haya desaparecido, simplemente lo tiene secuestrado una pandilla de ladrones que se lo pasan de un paraíso fiscal a otro mientras rebañan las arcas públicas bajo la amenaza del caos. Que digo yo ¿habrá mayor caos que la que está cayendo y, lo que es peor, la que se avecina? Decía que no será fácil porque esos cretinos que se han erigido en una especie de aristocracia cruel y avariciosa, no están dispuestos a dejar caer ni un real para arreglar el desaguisado que ellos mismos han provocado con su perversa actitud de acaparar mucho más de lo que serán jamás capaces de consumir. Así que, sin dejar de creer en tus buenas intenciones y vaya por delante que te voy a votar a ti porque evidentemente no hay más alternativa coherente, no acabo de ver cómo vamos a poder crear empleo si quienes tienen el poder para hacerlo no están dispuestos porque tienen ocasiones mil para producir en lugares más baratos y con menos reglas fiscales, que ya es decir porque aquí solo los más pobres nos vemos obligados a acatar esas reglas fiscales, los más ricos tienen a su servicio un ejército de gestores del fraude que les indican qué y cómo para evitar pagar lo que les corresponde.

Y me preocupa lo de crear empleo porque es, sin lugar a dudas, la única vía de salida de esta situación de desesperanza en la que nos encontramos. Solo con empleo se puede tirar adelante porque solo quienes están empleados, legalmente claro, pagan sus impuestos y su seguridad social, con lo que producen la riqueza que nos permite dar prestaciones sociales a quienes más lo necesitan y nos permite seguir apostando por una sanidad digna y una escuela pública de calidad y productora de igualdad de oportunidades. Y digo que solo con empleo podemos mantener todo esto porque los que mucho tienen no están dispuestos a dar absolutamente nada. Si no hay empleo no hay ingresos en las arcas públicas y no hay manera de seguir con el proyecto de una mayor justicia social. A los poderosos les gustan mucho más las sociedades miserables, aquellas que producen legiones de esclavos dispuestos a venderse por cuatro monedas. Ellos están en sus palacios y no les llega el hedor de quienes sobreviven en la calle buscando miserias por los cubos de basura. A ellos les da lo mismo que los hijos e hijas de los trabajadores vuelvan a hacinarse en escuelas públicas sin recursos. Sus retoños pisan otros patios, los de las escuelas privadas y concertadas que tratan de prestigiar y promover.

Pero en este país siguen habiendo dos asignaturas pendientes que no sé cómo vamos a solucionar. Una es la creación de empresas de calidad que opten por el desarrollo y la investigación, que sean capaces de crear riquezas para la sociedad y no solo para sus dueños. Y la otra es que los gobiernos sean suficientemente fuertes y respetados para imponer unas reglas del juego justas que obliguen a cumplir con Hacienda no solo a los pobres sino a todos y muy especialmente a quienes más tienen. Que las penas por fraude fiscal sean la cárcel y la inhabilitación para ejercer cualquier cargo de responsabilidad en cualquier empresa privada y sobre todo cargo público. En una palabra, que dejemos de ser la ciudad sin ley paraiso de los defraudadores. Claro que para eso, necesitaríamos un pueblo dispuesto a comportarse siempre de forma ética, exigir seriedad a sus gobernantes y a sí mismos, en lugar de una ciudadanía mucho más preocupada en ver qué saca de aquí o de allá que de luchar por la justicia social y los derechos colectivos, no solo los individuales. Pero eso es harina de otro costal que daría de sí mucho que decir.

Volviendo a tu candidatura. Creo en ti. Creo en ti pero no creo en que el sistema pueda solucionarse si no se reforma profundamente. Creo en ti pero no creo en que solo puedas acabar con las injusticias sociales tan profundas que existen en nuestra sociedad y que amenazan con agrandarse más que con desaparecer. Creo en ti... me cuestra creer en muchos y algunas de quienes te acompañan. Pero como no puedo apartarte de la lista, tendré que votarla entera para poder votarte a ti. Y no sé si ganaremos, seguramente no, por eso no voy a decirte aquello que le dijimos hace tiempo al presidente Zapatero "no nos falles", porque solo con la valentía que demuestras al asumir la responsabilidad de ser candidato, alguien tenía que hacerlo, ya no nos has fallado. Por lo demás solo te pido que estés donde estés a partir de 21N, por favor no dejes de ser el hombre honrado e inteligente que eres. Supongo que nadie mejor que tú sabe que no merece la pena, que como dice Joaquín Sabina "que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena".

Gracias Alfredo. Gracias por bailar con la más fea ahora que el que más y el que menos se escaquea. Ya se que que no soy más que una gota de agua en el mar, pero aun así quiero que sepas que tienes todo mi apoyo y todo mi respeto, y que espero que cuando todo esto pase, te pondrás manos a la obra a sanear el partido. Otros dijeron lo mismo no hace mucho y de momento no se ha notado nada, espero que tú sí lo hagas.
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3 comentarios:

Carme dijo...

Julia: quanta raó tens. Una forta abraçada

Anónimo dijo...

¡Quina barbaritat!

antonio dijo...

Mucha suerte Julia para este próximo domingo.

Abrazos,saludos afectuosos y buen finde!