Alô, alô, alô...

Pero bueno, qué alegría poder volver a entrar en esta cosa que se llama mundo del blog. Ufff! qué mono tenía por no poder ni entrar ni salir, es decir, ni publicar nada ni leer nada de lo que publican los demás. En una palabra, llevo desde la primera semana de noviembre sin intersssssssssnet y, aunque nunca lo hubiera creido, con lo mayorcita que soy, a fe que lo he echado de menos, que os he echado de menos a todos. Ahora me toca tomármelo con calma hasta ponerme al día porque, claro, todo el día tampoco tengo para estar aquí liada dale que te pego.

También es una lástima que el día que tengo la alegría de volver, tenga que compartirlo con la inmensa y sincera tristeza de saber que ha muerto un gran activista por los derechos humanos, Jordi Solé Tura. Aún lo recuerdo acudiendo a La Modelo en pleno motín de los presos, para intentar dialogar con los amotinados y evitar que la policía entrara a saco en la cárcel. No recuerdo bien el año pero debió ser allá por el 77. Todos estábamos nerviosos, los familiares de los presos que veían a sus seres queridos encaramados en la cúpula del viejo edificio, los activistas que intentábamos impedir que la policía entrara a hostia limpia, la propia policía que no sabía muy bien cómo actuar pero que estaba especialmente entrenada para hacer daño (demasiado reciente estaba la dictadura) y por fin apareció él, seguro de sí mismo y con un aire de autoridad humanista que le permitió abrirse camino hasta el corazón del conflicto y lograr que todo se arreglara de forma pacífica. Y aunque hace ya tiempo que Jordi Solé Turá estaba ausente a causa de su enfermedad, sigue causando una gran tristeza saber que ha muerto. Desde aquí quiero dejar testimonio de mi profundo respeto hacia ese gran político que fue uno de los padres de la Constitución y personaje importante en la transición hacia la democracia.

Por otra parte, quiero regalaros con algunas imágenes que son las que veo desde donde ahora vivo, por lo que podréis comprobar que aunque me ha fastidiado no disponer de internet hasta hoy, tampoco debéis sentir mucha pena por mi porque contemplar este paisaje cada día es un auténtico privilegio.

Desde aquí un gran abrazo a todos los blogueros y blogueras con quienes he compartido momentos muy interesantes, algunos incluso entrañables, y espero volver a coger el ritmo para que sigamos compartiendo pensamientos y sentimientos.