Entiendo perfectamente que muchos se rasguen las vestiduras escandalizados porque el comandante en jefe de las tropas de los Estados Unidos de América sea galardonado con el Premio Nobel de la Paz, máxime cuando el gigante del norte se encuentra enfrascado en dos guerras nada menos. Sin embargo, desde que tengo uso de razón (allá por los años de John Fitgerald Kennedy más o menos), no recuerdo a ningún presidente de los Estados Unidos, ni siquiera al mismo Kennedy, hablar tan claro y con tanta sabiduría sobre qué significa luchar por la defensa del planeta y de los derechos humanos.
Otra cosa es LA REALIDAD y esa no perdona a nadie, ni siquiera al mismísimo DIOS DE TODAS LAS COSAS. Barack Obama heredó unas cuantas heridas abiertas, algunas muy infectadas, y ahora no es fácil arreglarlo todo con un gesto cumbaià que diga, ala, nos vamos todos a casita y a toda esa gente que les den por el culo. No, Estados Unidos tiene allí una grave responsabilidad. Y desde luego no seré yo quien entre a discutir si sus decisiones de enviar más tropas son acertadas o erróneas porque no tengo ni pajotera idea de estrategia militar, ni siquiera de política internacional. Lo que sí sé es que el mundo no es un cuento de hadas y por eso nuestro compañero Felipe González, el que nos sacó del tercer mundo y nos colocó en Europa, no tuvo más narices que meternos en la OTAN, porque levantarse cada mañana y tener disponible una buena ducha de agua caliente tiene un precio, el de estar en el lado occidental de este planeta. Y, lógicamente, los dueños de este lado occidental del planeta no te dan cancha si no tienes intención de jugar. Me gustaría ver cuántos de esos puritanos que defienden de forma radical que son mejores que nadie, serían capaces de aceptar vivir como se vive en el tercer mundo. Y no estoy diciendo con esto que justifique la injusticia que occidente sigue cometiendo contra oriente, NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD. Lo que estoy diciendo es que puedo aceptar que se critique el hecho de que se otorgue el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama cuando todavía tiene tanto que demostrar, pero no me gustan los comentarios de quienes, de forma reaccionaria porque los que tratan de hacernos creer que nada cambia son siempre reaccionarios que tratan de desmoralizar a las gentes, dicen que Barack Obama es igual a sus antecesores porque NO ES CIERTO. Además, tampoco él solicitó ese premio. Estoy segura de que se conformaría con poder hacer realidad una pequeña parte de cuanto ha prometido. Porque una cosa son las buenas intenciones en las promesas y otra muy distinta la perversidad de quienes ostentan el poder económico y la supina ignorancia de quienes debieran escucharle en lugar de seguir fielmente a sus explotadores más crueles.
Por otra parte, mucho más me escandalizó a mí que le dieran el Premio Nobel de la Paz a Henry Kissinger en 1973, justo en el mismo año que logró que se produjera el golpe de estado en Chile y se asesinara al presidente electo Salvador Allende. Que yo sepa, hasta ahora todas las aproximaciones de Barack Obama en política internacional van acompañadas de hermosos discursos y ofrecimientos de paz. Otra cosa es toda la basura que dejó Bush esparcida por ahí y que tan difícil resulta de limpiar.
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1 comentario:
julia, queria hacer un comentario sobre lo que has escrito de obama, pero no puedo hacerlo por que estoy totalmente de acuerdo con tu exposición.....saludos paco
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