QUE NO NOS VUELVAN A RAPTAR A EUROPA

Ya sabéis que no suelo hacer muchas campañas a través del blog porque siempre lo he considerado un espacio personal que, aunque no exento de ideología política porque una es lo que es y no tiene porqué negarlo, he intentado siempre que no se politizara en exceso hasta ser engullido por debates de partidos. Mi partido es el Partit dels Socialistes de Catalunya y he sido más o menos socialista toda mi vida, aunque en ocasiones, debido a mi falta de experiencia y por aquello de que en la oscuridad todos los gatos son pardos, anduve algo perdida por siglas y planteamientos más o menos confusos, pero siempre rechazando el abuso del fuerte sobre el débil, la discriminación de cualquier persona por cualquier motivo, las injusticias en general y la falta de respeto a la mujer en particular. No es que ahora tenga muchas más certezas que antes porque una de mis mayores "virtudes" ha sido siempre seguir buscando, pero sigo defendiendo el socialismo, le pongan el nombre que le pongan y lo vistan con los colores que lo vistan. Aunque si hablamos de colores políticos sigo sintiendo una tirada fuerte hacia el rojo y si hablamos de banderas, la tricolor republicana es la que alimentó mis sueños de libertad desde niña.

Y digo todo esto porque, en un comentario de una buena amiga sobre el spot que he hecho con referencia al portavoz del PP en el Parlamento de Canarias, ella hace mención de las elecciones europeas diciendo que cuántos energúmenos como el mencionado en el spot irán al Parlamento Europeo si el PP gana esas elecciones. Y es cierto. Muchas veces ni siquiera los más supuestamente politizados somos conscientes de la importancia que tienen las elecciones europeas. Y no somos nosotros los más indicados para menospreciar Europa porque, aunque siga bastante lejos de ser lo que se esperaba de ella, no podemos olvidar que fue gracias a nuestra integración en Europa que fuimos capaces de quitarnos de encima toda la roña oscurantista y toda la miseria que arrastrábamos desde tiempos remotos. No fue hasta entrar en Europa que logramos hacer del nuestro un país moderno, capaz de denunciar a energúmenos como el mencionado en el spot de antes, capaz de hacer entender a muchos hombres que las mujeres no solo servimos para calentarles la cama, hacerles la comida y serviles en los chistes, sino que somos sus semejantes y podemos y debemos caminar unos junto a otros y construir una sociedad más igualitaria, más culta, más justa para todos. Y ahora... ¿qué está pasando en Europa? ¿de qué color es el fantasma que recorre Europa en nuestros días?

Sí amiga, tienes toda la razón. Si los ciudadanos europeos no somos capaces de asumir las riendas de nuestros propios destinos, serán los Berlusconi y los Benedicto XVI de turno quienes las asuman y acampen a sus anchas por Europa creando leyes que impidan ser juzgado por delincuentes unos y tratando de devolvernos al oscurantismo medieval otros. Los más modernos serán los iupis neocons que trataran de abolir todos los derechos que los trabajadores europeos tardaron siglos en lograr. Abaratar los despidos, si puede ser gratis mejor, imponer jornadas de más de 65 horas semanales, desproteger a los ciudadanos dando asistencia sanitaria solo a quien pueda pagarla, eliminando cuerpos de seguridad del estado para crear seguridad privada que proteja al que pague, privatizar la enseñanza y todos los servicios sociales para que el que pueda que la pague y el que no pueda esté dispuesto a obedecer a quien sea con tal de poder pagarla. ¿Es esa la Europa que queremos?

Y lo peor de todo es que, pase lo que pase, está en nuestras manos que sea de una forma o de otra. Es increíble pensar que si estos señores ganan las elecciones será gracias a sus propias víctimas. No digo que los partidos socialdemócratas y socialistas no cometan errores que, sí, los cometen. Ni digo que no tengamos de vez en cuando alguna manzana podrida en la cesta que, sí, la tenemos. Pero una cosa es que se produzca un hecho circunstancial, previsiblemente erradicable, y otra muy distinta es que votemos a partidos cuyo objetivo principal es agrandar cada vez más la brecha entre pobres y ricos. Partidos cuya primera solución ante una crisis económica es eliminar el proteccionismo social que tanto sacrificio y vidas costó a los trabajadores europeos conseguir. Partidos que no dudan lo más mínimo en favorecer descaradamente a la enseñanza privada en detrimento de la enseñanza pública. Partidos que no dudan en alcanzar vergonzosas alianzas con gobiernos rapaces que invaden ilegalmente países y destrozan bienes y vidas humanas para apoderarse de los pozos de petróleo, con total impunidad y mostrando un desprecio brutal contra todo aquello que se intentó construir tras la segunda guerra mundial para mantener un equilibrio y solucionar los conflictos sin llegar a la destrucción masiva de las guerras.

Por supuesto respeto la decisión de voto de todos los ciudadanos, pero me cuesta entender que un ciudadano que no se aprovecha de los privilegios que guardan para sí mismos esos partidos, les siga votando. Es como el perro del cazador que en lugar de hincarle el diente a la presa y devorarla como debiera si siguiera su propio instinto, mete el rabo entre las pierzas, baja la cabeza y le lleva sumiso la presa a su dueño.

Bueno, y volviendo a lo que importa. El día 7 de junio tenemos elecciones al Parlamento Europeo y haríamos bien en plantearnos si votaremos y a quien votaremos. De momento sabemos que todo lo bueno que pasó en este país y que nos cambió como de la noche a la mañana, fue gracias a nuestra integración en Europa. Como sabemos que todas las medidas que de alguna manera pueden favorecer a los más desfavorecidos, han podido salir adelante cuando ha habido mayoría de izquierdas en el Parlamento Europeo. Cuando hay mayoría de derechas, se produce todo lo contrario.