Nos ha costado muchos años de sacrificio y lucha lograr una sociedad en la que, aunque aún queda mucho por hacer, se respetan los derechos humanos. Y para nosotros humanos no quiere decir hombres, quiere decir TODOS los seres humanos: hombres (sea cual fuere su raza y condición), mujeres (sea cual fuere su raza y condición), niños y niñas (sea también cual fuere su raza y condición). ¿Cómo pueden pedir justicia quienes han cometido el execrable delito de casar a una niña de 14 años y obligarla a mantener relaciones sexuales con un hombre de 40? En nuestro país ahora, afortunadamente, eso es un delito grave. Porque en palabras más entendibles, eso es vender a una hija, niña todavía, para que la violen impunemente y la utilicen como un objeto de propiedad.
Y se me ponen los pelos de punta al pensar que estas mujeres de la foto están pidiendo justicia para la madre que vendió a su hija, niña todavía, sabiendo que el individuo en cuestión la violaría a su antojo y la convertiría en su esclava. ¿Qué pasa por la cabeza de estas mujeres? ¿Cómo pueden justificar esas abominables "costumbres"? "Solo queremos justicia", dicen. "Os respetamos en nuestra tierra, respetadnos en vuestra tierra", dicen. ¿Y quien respeta a la niña? ¿Quien defiende a las niñas de esas familias cuando las propias madres, que se supone debieran ser las personas que más las defendieran, dicen que justicia es dejarles hacer lo que sea con sus hijas, incluso venderlas para que las violen y las maltraten toda su vida?
No mujeres que pedís esa justicia, no. Justicia es que una niña se levante por las mañanas con la confianza de que su madre se batirá con quien haga falta por defenderla y luchará cuanto le sea posible por proporcionarle una vida plena y llena de felicidad. Justicia es que una niña sepa que, pase lo que pase y digan lo que digan, su madre siempre estará ahí para velar por su bienestar, la acunará, acariciará y consolará en los momentos tristes y bailará con ella y reirá con ella en los momentos felices. Eso sí es justicia. Una madre que consiente y procura que su hija se convierta en un ser desgraciado no es más que un personaje del chiste aquel que decía: Madre no hay más que una... afortunadamente.
Es un tema difícil, lo sé. Es un tema espinoso, lo sé. Pero es un tema en el que no cabe la duda ni el titubeo. Yo respeto a las personas y pienso que todos tenemos derecho a disfrutar de nuestras propias creencias, costumbres, folclore y demás, PERO... hay un límite clarísimo: el respeto a los derechos humanos. Toda costumbre, creencia, folclore y demás que no respete esos derechos es abominable, aborrecible y hay que luchar por erradicarlo. Y me da igual que venga de la iglesia anglicana, de la católica, de la judía, de la musulmana o de la que sea. NADA justifica el maltrato a las personas. Y si además hablamos de una niña que es tu propia hija... vaya que me quedo sin palabras. De verdad, no lo entiendo. Si alguien es capaz de explicármelo se lo agradeceré porque a mí no me cabe en la cabeza como una madre puede tener ese comportamiento con una hija.
4 comentarios:
Lo que más me asombra de todo esto, es que pidan que respetemos sus costumbres como ellos respetan las nuestras,...¿perdón?, respetan que?..
¡Hola Nerim!
Cuánto tiempo...
Sí, ya ves. Hasta dónde puede llegar la ignorancia provocada por la opresión y el miedo que esas "costumbres" ejercen en esas mujeres. ¡Qué lástima me da!
¿Cómo va todo? Como puedes ver, he estado un tiempo muy liada y no he tenido tiempo ni de pasarme por los blogs, pero he vuelto y espero mantener el ritmo porque no está bien perder las buenas costumbres, jejeje.
Un beso.
Añoramos tus escritos
¡¡¡¡Graciasssssss Luissss!!!!
Uy, cuánto te quiero, jajajaja...
Publicar un comentario