Papa: ¿Es este el chico del que me hablaste?
Cardenal: Sí, Santidad. Es muy listo y vamos a hacer un buen negocio con su santísima visita a Valencia, ya verá.
Camps: Majestad, ya sabe que estamos a su servicio.
Mujer de Camps: No seas burro, mira que te lo he dicho mil ves, que no es majestad que es su ilustrísima.
Papa: Es igual, es igual. Lo que importa es que lleguemos a un acuerdo. A ver ¿cuánto vamos a sacar con esa visita que nos queréis organizar?
Camps: Pues calcuco que unos cuantos millones de euros. Dese cuenta que todo serán beneficios porque los trajes ya me los pagan a parte ¿sabe usted?
Papa: Sí, ya, ya, lo de los trajes. Andáte con ojo a ver si por una chorrada semejante nos vamos a ver envueltos en un estúpido escándalo y al final se va a descubrir lo que importa de verdad.
Camps: No se preocupe majestad... perdón, ilustrísima. Lo tenemos todo atado y bien atado.
Papa: Bueno, pues vete preparando la visita y me envías los números antes de emprender viaje. Ah, y pasa por taquilla a pagar mis honorarios antes de irte ¿estamos? Y por cierto, Santidad, me llamas Santidad...
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