1/10/10

La huelga general

Nada que decir sobre la huelga general, salvo que no estoy muy convencida de que pueda servir para algo. Es decir, los trabajadores hacen huelga, se manifiestan, los líderes sindicales se dan un baño de masas y el gobierno ¿qué puede hacer el gobierno? ¿Recular y desistir de llevar a cabo la reforma laboral? ¿Aun a riesgo de que Europa nos dé la espalda y las pocas industrias que nos quedan se larguen con viento fresco? Muy bien, ya lo hemos logrado, hemos conseguido parar esa maldita reforma que no hace más que perjudicarnos. Y ahora ¿qué? Bueno, pues ahora los trabajadores que tienen trabajo estarán más protegidos. ¿Y los que no lo tienen? Ah, para esos no tenemos ningún remedio. Pensad que los sindicatos están para defender los derechos de los trabajadores, si tú no trabajas ¿cómo te van a defender a ti? ¡Uffff!, qué complicado que resulta todo ¿eh? Con lo fácil que era cuando las fábricas estaban llenas de trabajadores y los trabajadores trabajaban y luchaban por mejoras laborales. Pero claro, una lucha obrera sin obreros… la cosa no es fácil, no.

Pero volvamos a la huelga. ¿qué pedíamos en la huelga? No a la reforma laboral, sí al empleo. Muy bien, correcto. ¿Y quién se supone que tiene que crear el empleo? Porque a mí que me perdonen pero no veo ninguna otra solución que no sea la creación de empleo. De lo contrario, por más huelgas que hagamos y más derechos laborales que cortemos… ¿Cómo van a pagar prestaciones si no entran cotizaciones? Yo lo veo muy difícil. Y, claro, lo fácil es echarle todas las culpas al gobierno pero, ¿cómo puede el gobierno crear empleo, obligando a las empresas que huyen a los mercados en los que pueden exprimir mejor a los trabajadores, a que vuelvan so pena de ser excomulgados? ¿rebajando todavía más las condiciones laborales para que los trabajadores españoles puedan competir con los mercados de las economías emergentes? ¿Cómo se hace eso, cómo se crea empleo? Tenemos que crear empleo con valores añadidos. Sí, eso es lo que tenemos que hacer pero ¿cuándo y cómo podremos lograrlo, de aquí a treinta años? ¿Y qué hacemos ahora con los millones de parados sin cualificar que tenemos en estos momentos? Les damos formación. Bien ya les hemos dado formación, un par de cursillos de manipulador de alimentos y cosas así. Y dónde lo colocamos a trabajar, en el Centre de Recerca Biomèdica? Y no os penséis que no entiendo a los sindicatos. Como miembro del Comité de Empresa que he sido durante una pila de años, me toca muy mucho los cataplines que traten de cargarse el convenio colectivo. Y no solo porque es una grandísima putada para los trabajadores que hasta ahora contaban con él, sino porque es una falta de respeto y consideración a los compañeros que sufrieron represión y escarnio por lograr ese triunfo para los trabajadores. Y estamos a punto de ver cómo tiramos todas las conquistas sociales por la borda, pero ¿qué podemos hacer para evitarlo, cuando cualquier joven de hoy día tiene que estar dispuesto a trabajar en peores situaciones y con peores condiciones que cuando nosotros empezábamos? Y lo más trágico, nos llega en el momento que nos llega, con un gobierno socialista encabezando todo este desaguisado. Pero claro, volvemos a lo mismo. Qué fácil es echarle todas las culpas. Y yo me pregunto ¿toda la culpa es suya? ¿Qué otro tipo de gobierno lo hubiera hecho mejor?... ¿Rajoy? ¡Ufff! Vaya panorama.

Luego está la otra parte de la huelga. La de esos niñatos antisistema que no son más que una versión violenta de los hippies de antaño. Una serie de “bohemios” vagos y oportunistas que no buscan trabajo porque no tienen ni han tenido nunca intención de trabajar. Dicen que están en contra del sistema pero son incapaces de organizarse seriamente. Su misión en la vida es dejar pasar el tiempo sin dar un palo al agua y aprovecharse del sistema al que tanto dicen odiar. Nunca harán nada que signifique un esfuerzo. Son como una versión desagradable de la cigarra. Ni siquiera están dispuestos a respetar a los demás. Para ellos el resto de ciudadanos no somos más que unos puretas alineados que bajan la cabeza y siguen al rebaño, sin embargo no tienen la más mínima vergüenza en pedir limosna o robar a cualquier pobre trabajador para seguir fumando petas y viviendo de la sopa boba. Eso sin mencionar a los rateros de tres al cuarto que se unen a la jauría cuando montan un festival. Puede que incluso se encuentre entre ellos algún que otro elemento provocador para desestabilizar como se ha venido haciendo siempre, solo que antes lo hacía el gobierno para desacreditar la lucha obrera y ahora vaya usted a saber quién lo hace para desestabilizar el gobierno.

Resumiendo. Felicidades a los sindicatos que dicen haber logrado un gran éxito con la huelga general. Felicidades al gobierno que dice haber salido reforzado de esta experiencia. Y al loro los trabajadores porque creo que no estamos mejor de lo que estábamos. Ah, y ya puestos a hacer resúmenes, hagan el favor de enviar a todos esos “antisistemas” a alguna isla desierta muy, muy lejos de aquí. ¿No dicen que son antisistemas? Pues si se largan del sistema serán más felices y nosotros nos quedaremos más tranquilos. Que bastantes problemas tenemos ya como para encima tener que aguantar a esos maleantes.
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5 comentarios:

antonio dijo...

Hola Julia!
Como bien dices la solución pasaría por crear puestos de trabajo en empresas de inviertan en valor añadido.
Otra solución sería consumir productos de nuestra propia comarca,región o país dando incapié en las empresas con más respeto a los derechos laborables y al medio ambiente.

Somos trabajadores pero a la vez consumidores, y es ahí donde se pueden empezar a cambiar las cosas si tomamos consciencia del poder que tenemos,esto es un tema que los sindicatos tendrían que trabajar seriamente,los tiempos han cambiado y las huelgas tienen que dirigirse hacia los verdaderos amos del sistema.
Tenemos que consumir con consciencia solidaria y ecológica esto sería una gran revolución pacífica que solo reportaría beneficios.

Un abrazo y Saludos afectuosos!

Álvaro Tilo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Álvaro Tilo dijo...

Hoy, Julia, no estoy muy peleón; debe ser que es viernes, se aproxima el fin de semana y como en mi cuaderno he escrito lo que me pareció de "la huelga", me he debido quedar desinflado para hablar de este tema.

Solamente relatar una anécdota que han asegurado es verdadera de un golfo, miembro de un piquete "informativo".

Almería. Antes de amanecer el día de la huelga, "un cerrajero" acompañado por otros miembros de "piquetes informativos democráticos", fueron inutilizando cerraduras de comercios con silicona; junto a su obra de arte (la cerradura inutilizada) colocaba a continuación una pegatina con su dirección y teléfono ofreciendo sus servicios para repararla.

Julia, ni tú ni yo, tenemos ninguna culpa de que esos ocupas o como se llamen, cometan tantas barbaridades en Cataluña o donde sea; pero alguien sí la tiene y tanto tú como yo sabemos quienes son los que miran para otro lado ante estos hechos vandálicos.

Al final me quedo con tu comentario: «Nada que decir sobre la huelga general, salvo que no estoy muy convencida de que pueda servir para algo»

Por mi parte añadir, que como no se pongan urgentemente las pilas de honestidad y seriedad y trabajo tanto el gobierno, como trabajadores y empresarios, no salimos del 20% de parados y eso es insostenible. Ninguno de los tres actores principales puede escurrir el bulto, aunque con estos tres fracasados e incompetentes interlocutores que nos toca padecer es difícil, muy difícil salir airosos.

Gobierno sin ideas, sin rumbo sin horizonte, sin apoyos, muerto. Sindicatos totalmente desprestigiados, sin ninguna credibilidad ni representatividad salvo para sus "liberados" y una Patronal donde el cabeza visible es un estafador, que ha robado a sus clientes y trabajadores. Un indeseable personaje que debería estar en la cárcel. ¿Qué podemos esperar? No podemos seguir así año y medio más ¡NOS HUNDIMOS!

Hay que intentar crear de nuevo confianza haciendo una renovación total de personas al frente de los órganos más vitales de España. No veo otra salida.

Un abrazo.

Julia dijo...

Hola Antonio,
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, pero como consumidores que somos, deberíamos ser conscientes de que es en lo único que tenemos la sartén por el mango, sin embargo, somos demasiado egoístas para tomar conciencia de ello. Seguimos consumiendo según nos apetece y según nos teledirigen por la publicidad, en lugar de pensar y considerar qué es mejor no solo para nosotros mismos sino para el planeta en general. No te diré que no hayamos avanzado nada, que sí lo hemos hecho, pero mucho me temo que mientras las mayorías sigan encandilándose con el diario de patricia, la noria y joyas por el estilo, no iremos por buen camino. Y es que somos simples y comodones y siempre buscamos la ley del mínimo esfuero. A quien se le diga que en el tercer mundo hay pandemias de hambruna y en el primer mundo hay pandemias de obesidad, que la principal causa de muerte en el tercer mundo es no comer y la principal causa de muerte en el primer mundo es comer demasiado...
Pero bueno, seguiremos confiando en que la especie seguirá evolucionando, aunque sea con tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás.
De momento, la peor encrucijada que tenemos es que nos mata el paro y si logramos fabricar más coches y más cosas inútiles para que todos tengamos trabajo, nos matará la contaminación y la deshidratación del planeta. Y para evitar esta terrible situación no hay más remedio que cambiar los hábitos de vida, pero... ¿quién da el primer paso? Y espera, que ahora vienen apretando aquellos que hasta ahora no han podido disfrutar de todo el despilfarro que hemos disfrutado nosotros. Ya veremos a dónde iremos a parar...

Julia dijo...

Álvaro, estoy totalmente de acuerdo contigo (vaya, hoy estoy de acuerdo con todo el mundo, qué conciliadora estoy yo también). Digo que estoy de acuerdo en que el problema es a cuatro bandas, gobierno, sindicatos, patronal y trabajadores. Y lo más triste de todo es que somos los trabajadores los que mayor poder podríamos tener si no fuéramos tan individualistas. Los sindicatos están enquistados, es verdad, y lo están porque quienes lo dirigen no quieren dejarlo ni hay trabajadores dispuestos a asumir el compromiso y renovar los cargos. A los gobiernos les pasa un tanto de lo mismo, los partidos tienen pocos recambios porque quienes tienen los cargos no quieren dejarlos y los militantes de base no están por la labor de asumir mayores compromisos y obligar a que se renueven esos cargos. De la patronal poco que decir, un grupo de traficantes y mercaderes sin escrúpulo con un único objetivo: robar. Y en cuanto a los trabajadores, pues ¿qué quieres que te diga? Dejamos bastante que desear, en la mayoría de los casos no nos preocupa más que lograr cobrar un subsidio, en lugar de agruparnos y demostrar la fuerza que podemos llegar a tener, como lo hemos demostrado en ocasiones anteriores. No sé Álvaro, la verdad es que ahora mismo estamos en un bucle que, como a un coche estancado en el barro, nos va a costar arrancar y seguir por el camino que nos lleve a algún sitio.
Sobre la actuación de ese "piquete que me cuentas", no me sorprende, ya sabes, somos el país del Lazarillo de Tormes y... pues eso, estilo y figura hasta la sepultura.

Un abrazo